Aunque se esconda en el discurso, la realidad lo desenmascara sistemáticamente: en varios municipios de la entidad no se realizó la ceremonia del Grito de Independencia por cuestiones de violencia e inseguridad. Es decir, se reconoce oficialmente que son lugares en los que el Estado ha perdido el control en esa materia. Y es la delincuencia organizada la que impone el virtual “toque de queda” a todos los habitantes de los mismos. Incluidas por supuesto, las propias autoridades municipales. El pulso lo dice todo.
GRITO ENMUDECIDO.- En al menos cuatro municipios guerrerenses, las autoridades declinaron conmemorar la ceremonia del Grito.
1.- En Petatlán, un comando armado atacó a balazos en la víspera de realizarse dicha ceremonia, un módulo de la Policía Municipal en la salida a Acapulco. Hubo enfrentamientos entre grupos delictivos antagónicos en otras comunidades de dicho municipio. Ante la falta de fluidez oficial de dicha información, en redes sociales se asegura que fueron dos los muertos y varios heridos. El alcalde perredista Jesús Gómez Pérez, decidió suspender El Grito. Su propio hermano, el ex edil Arturo Gómez Pérez, fue asesinado en ese municipio la noche del 29 de diciembre de 2017, cuando convivía con sus compañeros de generación de la preparatoria. Y dicha territorialidad sigue en manos de los grupos delictivos. Nadie puede frenar esos tentáculos mortíferos y expansivos.
2.- En el municipio de Atoyac, también se decidió cancelar dicha celebración patria. El alcalde priísta, Dámaso Pérez Organes, optó por no acudir a palacio municipal, luego de que hubo algunos enfrentamientos entre grupos delictivos. Así y bajo el argumento de “proteger a la población y evitar disturbios que alteren la tranquilidad”, la ceremonia no se realizó. Lo que no se admitió fue que ni el alcalde ni el gobernador, tuvieron la disposición para garantizarla. Como tampoco se hizo cuando fue acribillado a balazos el pasado 31 de diciembre de 2017, el aspirante priísta a la alcaldía de ese municipio, Adolfo Serna Nogueda. Así, ni Hidalgo ni Morelos ni los demás insurgentes fueron rememorados ni invitados en ambos municipios. Perdieron sarcásticamente, su independencia.
3.- El edil priísta de Copanatoyac, Francisco Campos Ramírez, cedió a las presiones de los grupos delictivos en aquel municipio de la zona de la Montaña alta de Guerrero. Y decidió cancelar la ceremonia del Grito. En junio de 2017, Campos Ramírez recibió un reconocimiento por parte de la Auditoria General del Estado por “manejo transparente de los recursos públicos”. Pero al cancelar esa ceremonia, la transparencia queda ya evidenciada con hechos, no con reconocimientos más falsos que un billete carrancista.
4.- En Tlapa, irrumpió el viernes 14, un grupo de policías comunitarios agrupados en la UPOEG y la CRAC. Asumieron que se harían cargo de la seguridad en ese municipio ante la constante ola de asesinatos, extorsiones, secuestros, violaciones y amenazas. El pretexto fue la desaparición desde el pasado 2 de septiembre, del aspirante priísta a la alcaldía de Cochoapa el Grande, Daniel Esteban González.
El alcalde priísta Jesús Noé Abundiz García, enmudeció ante el hecho. Y el gobernador Héctor Astudillo, asumió que esa incursión de las policías es “bajo su responsabilidad, pues nadie les ha pedido que intervengan en un asunto que no les corresponde”.
Lo único cierto y real, es que El Grito no se realizó en varios municipios guerrerenses. Y el factor sigue siendo el mismo: la delincuencia organizada que aparece cada vez más fuerte e imparable ante la visible indolencia y apatía gubernamental. El Grito de Independencia fue de pánico y terror.
HOJEADAS DE PÁGINAS…Una serie de preguntas light y a modo, podrían enmarcar la comparecencia ante el Congreso local este martes, del fiscal, Jorge Zuriel de los Santos Barrila. Y es que los diputados del Morena no tienen nada, más que la información publicada al respecto, por un diario de circulación nacional. Y a estas alturas ya deberían tener su propia versión de los hechos. No ir a improvisar.