Un estudio realizado por un equipo de científicos de la Facultad de Medicina Larner, en la Universidad de Vermont (Estados Unidos), llegaron a la conclusión de que el consumo moderado, pero de forma habitual de ciertas variedades de chiles, guindillas o pimientos picantes reduce entre un 13% y un 14% la mortalidad de fallecimientos relacionados con accidentes cerobrovasculares y enfermedades cardiacas.
Esta no es la primera investigación que se hace sobre el tema, en el 2015 el Centro de Ciencias de la Salud de la Universidad de Pekín publicó en la revista British Medical Journal que, de acuerdo con sus estudios, existe una relación entre logevidad y consumo de picante.
Tradicionalmente se cree que el picante es un beneficioso en el tratamiento de distintas dolencias. Ahora, el trabajo de los expertos de la citada institución estadounidense, que ha tenido en cuenta los hábitos de 16.000 personas a lo largo de 23 años y aparece en la publicación PLOS ONE, viene a corroborarlo.
Hasta el momento no se conoce con certeza el mecanismo exacto que explica este fenómeno, los investigadores creen que en intervienen los receptores de los agentes que causan la sensación de ardor, como la capsaicina, el compuesto responsable de que los mencionados alimentos piquen. Según parece, posee propiedades antimicrobianas, altera la microbiota intestinal e interviene de forma decisiva en varios mecanismos moleculares y celulares que pueden ayudar a prevenir la obesidad y regulan el flujo sanguíneo en las arterias coronarias.