Un ejecutivo de inversiones en Wall Street ligado al fondo Vanguard se habría contactado recientemente con un estrecho colaborador de Alfonso Romo -todavía jefe de asesores de Andrés Manuel López Obrador- para manifestar un interés concreto en la posible venta del avión presidencial mexicano adquirido en el sexenio Felipe Calderón y recibido durante la gestión de Enrique Peña Nieto.
Al parecer, la reiterada promesa del candidato presidencial de Morena tuvo más efectos de los esperados, pues no sólo se convirtió en una bandera de campaña en el plano nacional sino que se convirtió en una oferta internacional para algunos excéntricos interesados en comprar una nave premium.
Según explicaron a LPO, el encuentro tuvo lugar en Nueva York. El financiero que se acercó a Poncho Romo dijo representar los intereses en Estados Unidos de una familia real de Medio Oriente, que podría tener interés en la aeronave bautizada José María Morelos y Pavón.
Fuentes del sector aeronáutico explicaron a LPO que un avión de las características del Boing Dreamliner 787-8 sólo puede ser de interés para gobiernos porque no está dentro del esquema de costos que suelen gastar las grandes compañías que ostentan la propiedad de aeronaves y también es demasiado caro para cualquier firma dedicada a la aviación civil.
Quienes están al tanto de las gestiones aseguran a este medio que el potencial comprador aceptaría quedarse con la aeronave pagando casi un 30% menos del costo original, valuado en unos 7,000 millones de pesos. “Ofreció unos 5,000 millones”, explicaron a este medio.
Además del avión presidencial, el Ejecutivo cuenta con otras trece aeronaves en condiciones de volar. Pero todos saben que la intención de Andrés Manuel López Obrador es viajar sin custodias -de hecho, propone deshacer al Estado Mayor Presidencial- en vuelos de línea comercial o bien en las avionetas que suele utilizar para recorrer el país. Una imagen de austeridad que quiere potenciar si llega a Los Pinos.
La aeronave de Los Pinos posee motores General Electric y Rolls-Royce. Una de las características más reconocidas del Boeing 787 es su eficiencia en cuanto consumo de combustible, que le permite utilizar un 20% menos de combustible que cualquier otro avión de su tamaño en misiones similares.
El Dreamliner llegó a México en febrero del 2016 tras una serie de pruebas finales en Dallas, Texas. La compra fue polémica, primero por lo oneroso y, segundo, porque para su integración a la flota presidencial debió construirse un nuevo hangar en el AICM que se contrató por un monto de mil millones de pesos a una de las empresas de Juan Armando Hinojosa Cantú, hombre fuerte de Grupo Higa.