Conforme se aproxima la rendición de su Tercer Informe de Gobierno, en el gabinete estatal ha comenzado a cundir el nerviosismo. Sobre todo, en aquellos personajes que perciben concluido sus compromisos políticos con el actual grupo gobernante. Y por eso, prematuramente también, han comenzado a filtrarse nombres que estarían llegando a ocupar algunas importantes secretarías de despacho. Hay que verlos.
¿CAMBIOS VERDADEROS?- Desde que inició su sexenio el 27 de septiembre de 2015, el gobernador Héctor Astudillo Flores, no ha operado cambios significativos al interior de su administración. Se entiende que paga así, sus compromisos políticos con cuando menos dos personajes muy visibles: el exgobernador y exdirigente nacional del PRI, René Juárez Cisneros. Y el senador electo, Manuel Añorve Baños. Los cambios que ya se filtran, podrían no serlo tanto. Se leen así:
1.- El pasado 17 de julio, el gobernador le tomó protesta a Antonio Piza Vela -hijo del exedil priísta de Acapulco, Antonio Piza Soberanis-, como titular del Consejo Estatal de Seguridad Pública. Se fue de ese cargo, Nibia Solis Peralta, esposa de Daniel Pano Cruz, un cuadro político de pura cepa juarezcisnerista. El exedil fue cuadro político del grupo liderado por el exgobernador, Rubén Figueroa Alcocer.
Ese mismo día, Astudillo tomó protesta al exdirigente priísta de Acapulco, Fermín Alvarado Arroyo, como titular de los Colegios de Bachilleres en la entidad, un cargo que ya había desempeñado. Fermín, también está identificado con el grupo Figueroa. Pero mutó en apariencia, al de Manuel Añorve. Y se entiende que esa posición fue cedida en pago a su disciplina por salirse de la pelea priísta interna por la candidatura a la alcaldía que ese partido perdió, durante la pasada elección del 1 de julio.
Estos dos cambios revelan una sola situación: Astudillo termina sus compromisos con René Juárez. Pero comienza a pagar otros con el grupo Figueroa. Y no hay cambios de fondo, sino enroque de actores del poder.
2.- En corrillos políticos comenzó a circular fuerte la especie: el secretario de Seguridad Pública, Pedro Almazán Cervantes, sería otro de los próximos en ser renunciado. Astudillo pagaría así, el compromiso político con el exsecretario de Gobernación y actual senador plurinominal, Miguel Ángel Osorio Chong.
Cabe mencionar que Almazán Cervantes, no ha podido con el fenómeno de la violencia y la inseguridad. Y su papel se ha reducido al de mero objeto decorativo al interior del gabinete estatal. En su lugar, aparecen dos prospectos: Arturo Lima Gómez, quien ya fue titular de esa dependencia de 2003 a 2005, en el periodo de René Juárez. Y el exsecretario de gobierno, también con dicho exmandatario estatal, Luis León Aponte. De darse este cambio y llegar alguno de los dos mencionados, el gobernador supliría sus compromisos de Osorio Chong, a René Juárez. Es decir: cambiar para que nada cambie.
3.- Finalmente, otro de los enroques que trascienden, es el inminente desplazamiento del secretario de Educación zeferinista, José Luis González de la Vega Otero. Este personaje lejos de ayudarle al gobernador, se dedicó a incrementar la nómina de esa dependencia con familiares y amigos tanto de él, como de su secretario técnico y operador principal, Jorge Sotomayor Landeta.
La SEG está convertida en toda una cloaca que el mandatario estatal no quiere sanear. Y si de la Vega Otero se va y Astudillo concluye así, su compromiso político con el exgobernador perredista, el nombre del relevo se anticipa como un cuadro político de pura cepa astudillista: la excandidata a diputada federal por el distrito 7, Beatriz Alarcón Adame.
Se trataría en el fondo, de recuperar una secretaria de despacho para el actual grupo gobernante, en la complicada coyuntura de la eventual desaparición de la Reforma Educativa. Con ello, el mandatario estatal le apostaría a hacerle frente a la política educativa de AMLO, en la dependencia estatal a la que se asigna en el Presupuesto de Egresos, la mayor cantidad de recursos. Los cambios parecen venir. Pero ninguno impactará de fondo.
HOJEADAS DE PÁGINAS… El gobernador Héctor Astudillo, le quiso enseñar el músculo al dirigente estatal del Morena, Pablo Amílcar Sandoval. El mensaje fue diáfano: a través del fallo del Tribunal Electoral del Estado (TEE) que le quitó dos diputaciones plurinominales al Morena, Amílcar se quedó fuera del Congreso local. Y ahora, apela a que sea el Trife quien le devuelva la curul. Por ese lado estaría metiendo las manos para evitarlo, ya no Astudillo, sino el propio Peña Nieto. Qué tal.