Toño Gaspar no se colgó de una imagen o un fenómeno político-social para ganar la elección del pasado 1 de julio. Ganó porque trabajó durante varios años. En la elección de 2015 no le favorecieron los resultados y aceptó humildemente su derrota. En aquella ocasión el efecto Astudillo hizo ganar a Marco Antonio Leyva Mena y a los candidatos a diputados en Chilpancingo.
Toño Gaspar se preparó para ganar. No descuidó su estructura, la fortaleció. Se enfrentó a la “maquinaria priista” y no dejó de recorrer colonias y comunidades. Realizó una campaña exitosa en este proceso electoral. Los chilpancinguenses quieren la alternancia y que él la inaugure a partir del 30 de septiembre. Por eso votaron por su proyecto.
Morena no figuró en la elección municipal. De hecho, su candidata (Silvia Alemán Mundo) era una vil desconocida. Ni siquiera estructura armó y no realizó importantes eventos. La competencia real era entre Toño Gaspar y la candidata que representó el PRI, quienes sí hicieron campaña de convencimiento.
El 1 de julio volvió a repetirse el efecto AMLO como en 2006 y 2012 en Guerrero. Varios desconocidos que ni en sus colonias o barrios conocían, resultaron favorecidos. En los distritos locales 01 y 02 ganaron los candidatos de Morena, quienes nunca se imaginaron derrotar al PRI y a los candidatos de la coalición “Por Guerrero al Frente” (PRD-PAN-MC).
También Morena se llevó el distrito electoral federal 07 con el ex priista Carlos Sánchez Barrios, quien ya había representado esa demarcación en el periodo 2006-2009. Cabe destacar que los mismos representantes de Morena que cuidaron las casillas en donde ganaron sus candidatos a legisladores por Chilpancingo, no denunciaron inconsistencias durante la jornada electoral y firmaron las actas que dieron el triunfo a Antonio Gaspar. O sea, ellos mismos fueron testigos de que a Silvia Alemán no le favorecieron los resultados.
Al ver que sus demás compañeros sí les favoreció el efecto AMLO, la también catedrática de la Universidad Autónoma de Guerrero (UAGro) se le ocurrió “la magnífica idea” de cuestionar los resultados, alegando “serias irregularidades”.
Lamentable que sea una mala perdedora, sobre todo, cuando su campaña fue testimonial. Se entiende que anhela tener poder, pero eso no llega por arte de magia. Chilpancingo decidió que Toño Gaspar sea su gobernante para el periodo 2018-2021.
Si Silvia Alemán quiere ser alcaldesa, pues que se ponga a trabajar de manera directa con la gente para la que la conozcan y arme una estructura que le permita competir con fuerza en 2021. Eso de pelear en la mesa un triunfo que no obtuvo en las urnas, es un disparate para el pueblo de Chilpancingo que no la vio hacer campaña y que votó por otra opción.
La alta votación que logró Morena en Guerrero y particularmente en Chilpancingo, fue coyuntural. Y fue gracias a AMLO. E insisto, Toño Gaspar no se colgó de la imagen de un candidato presidencial o de un fenómeno político-social. Ganó porque hizo campaña y estableció importantes alianzas con agrupaciones civiles. Ojalá Doña Silvia recapacite y reconozca que perdió.
ENTRE OTRAS COSAS… Una de las magníficas noticias que nos dejó la elección del 1 de julio fue la derrota de Felícitas Muñiz Gómez en el municipio de Mártir de Cuilapan (Apango), ya que no logró reelegirse.
Doña Felícitas, señalada por diversos actos de corrupción en sus dos periodos como alcaldesa, tendrá que ir ordenando sus cuentas y buscar a Luis Walton Aburto (su jefe político) para que le ayude otra vez y la Auditoría Superior del Estado no le haga nada.
Pero, ojo, las circunstancias ya no son las mismas. Movimiento Ciudadano ya no está tan empoderando como antes. ¡Zas!
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