El Morena de López Obrador, comienza a cuartearse. Al menos en Guerrero, la disputa por Acapulco marcará no solo un parteaguas en la incipiente historia política de ese partido, sino que podría medirse como el anticipo de una aparatosa derrota electoral en el puerto político más importante de la entidad. Se lee así.
MORENA: PERDER POR ANTICIPADO.- La evaluación parece contundente: López Obrador apuesta a obtener un alto número de votos en Acapulco por cuando menos tres factores: la influencia del ex edil porteño, Félix Salgado Macedonio, el propio efecto peje, e ir con un aspirante nuevo a la alcaldía.
Sin embargo, la realidad política apela a otras vertientes:
1.- De entrada, el divisionismo interno comienza a marcar esa disputa. El grupo de Marcial Rodríguez Saldaña y de César Núñez Ramos, impulsan a la ex zeferinista y actual magistrada del Tribunal Superior de Justicia astudillista, Adela Román Ocampo. Mientras, Pablo Amílcar Sandoval, intenta erigirse como candidato, ante el visible revés político obtenido en el momento en que López Obrador, decidió que el virtual candidato al Senado de la república, fuera justamente, el autollamado toro sin cerca.
2.- En esta dinámica, se entiende que Adela Román, carece de base social en Acapulco, como para ir a una competencia electoral triunfadora, por el solo hecho de ser respaldada por AMLO. Arrastra además, con algunos pasivos políticos interesantes: el jueves 11 de mayo de 2017, el Congreso local la ratificó –a propuesta del gobernador Héctor Astudillo-, como magistrada del TSJ por ocho años más. La diputada del Morena, María de Jesús Cisneros, votó en contra. Justificó con varios argumentos.
Tres resaltan: Carece de autoridad moral para impartir justicia; no acreditó ante el Congreso local, tener capacidad para continuar en su cargo, porque el dictamen presentado “no contiene una evaluación como juzgadora de segunda instancia”, y finalmente, aseguró “no convalidar nombramientos de personajes acomodaticios que lo único que les interesa es permanecer en los cargos, sin importar ese bien jurídico que tanto anhela el pueblo de Guerrero, que es la justicia y sin la cual no habrá paz”. ¿Olvidará la diputada Cisneros, esta postura disruptiva e irá festiva a levantar el brazo de Adela Román, en caso de que sea ungida como candidata del Morena a la alcaldía de Acapulco?
3.- En este escenario, López Obrador parece atizarle al divisionismo como estrategia para generar el escándalo que a su vez, mantenga viva la presencia mediática del Morena en Guerrero. Así como lo hizo con Ricardo Monreal, en la Ciudad de México. El problema político sin embargo, es que el Morena aquí, no cuenta con liderazgos políticos genuinos ni sólidos. Y son justamente muchos ex perredistas, los que están contribuyendo a esa naciente división. Adela Román y Félix Salgado, son los más notables hasta hoy.
En este contexto, es previsible que se sumen más tránsfugas del sol azteca, que también no quieren dejar pasar la tercera ola del peje, sin montarse en ella. Pero es evidente que, al decidirse por reciclar a ex perredistas en el Morena, López Obrador está generando escenarios rupturistas y devaluando y torciendo su propia propuesta del combate a la corrupción en la función pública. Quiérase o no, las fracturas políticas al interior del Morena, le van a restar desde ya, muchas simpatías al peje. Porque la retórica de su discurso se contrapone con los hechos verdaderos.
HOJEADAS DE PÁGINAS…
La renovación de la dirigencia estatal del PRD, llevó claro el mensaje: perdieron las tribus Grupo Guerrero (GG) de David Jiménez y la Movimiento Alternativo Social (MAS) del ex diputado local Bernardo Ortega Jiménez; perdió el ex diputado Sebastián de la Rosa; ganó Alternativa Democrática Guerrerense(ADG), que se mantuvo al frente de la dirigencia con el diputado local, Ricardo Barrientos Ríos; y ganó el edil de Acapulco, Evodio Velázquez Aguirre, quien con su tribu Nueva Mayoría (NM), se mantuvo al margen de esa disputa y avaló al relevo. Lo demás es de mero trámite.