El miércoles por la tarde se realizó el funeral de la cuarta mujer asesinada en Guerrero en marzo o la 59 en lo que va del año, de acuerdo con recuento de organizaciones feministas.
Después de una misa en casa de su consuegra, los restos incinerados de María Luisa Ortiz Arenas fueron llevados a despedir de su departamento, en la colonia Guerrero de Chilpancingo, donde vivió varios años.
María Luisa Ortiz Arenas, conocida por su familia como defensora de derechos de las mujeres, sin organización de por medio, era contadora de oficio y profesión. Tenía 42 años y una hija. Sus familiares la citaron como originaria de Taxco, aunque nació en la Ciudad de México; vivió desde pequeña en este municipio guerrerense, según Aurea Tapia, su madre biológica. Pero llevaba años viviendo en Chilpancingo.
María Luisa Ortega Arenas desapareció el viernes pasado; sus familiares lo denunciaron a través de las redes sociales. Su cadáver lo hallaron el lunes por la noche en un punto de la carretera Iguala-Taxco. La contadora viajaba ese viernes a Taxco, a un encuentro de amigos; la última vez que se comunicó ya estaba en Iguala.
La información oficial de su muerte es que hallaron su cadáver cerca de la comunidad de Mezcaltepec, entre los lugares conocidos como Agua Bendita y La Granja, en el municipio de Taxco. La Vocería de Seguridad reportó que su cadáver no fue ultrajado ni presenta heridas de arma de fuego.
Marina Reyna Aguilar, la presidenta de la Asociación Guerrerense contra la Violencia hacia las Mujeres, informó la estadística de crímenes de mujeres en Guerrero, a partir de los registros que lleva la organización: en marzo ya han asesinado a cuatro mujeres, tres el lunes y una ayer martes, que se supo del crimen de Ortiz Arenas.
Además de los 55 casos en el primer bimestre del año: 28 en enero y 27 en febrero. 59 casos, en total. El cuestionamiento más reiterado de la dirigente de la Asociación es por qué las autoridades no activan el Protocolo Alba, un mecanismo que debe funcionar cuando desaparece una mujer adulta, sea quien fuera, activista o no.
“Que las autoridades salgan a dar la cara, qué pasó con el mecanismo”, dijo Reyna Aguilar.
Este protocolo tampoco lo activaron cuando desaparición de la nutrióloga Magdalena Aguilar Romero, una joven originaria de Taxco, asesina por su esposo. Un caso que causó indignación pública.