Angelique Juliet Ramírez Mariche, originaria de El Pitayo, municipio de San Nicolás, en la Costa Chica, aprendió la armónica a los nueve años. Angelique se reconoce como una mujer afromexicana orgullosa de sus raíces.
El 21 de marzo se conmemora el Día Internacional de la Eliminación de la Discriminación Racial. Angelique reconoce la cultura del pueblo afromexicano es símbolo de resistencia para sentirse representados y ser reconocidos.
“La danza de diablos representa a la gente negra, a los afromexicanos. Esa danza se daba en los antepasados, ellos nos dejaron esta tradición y nosotros como afroguerrerenses de la Costa Chica la tenemos viva”, mencionó Angelique.
Angelique porta un collar con una máscara de la danza de los diablos, esa máscara de acuerdo con Angelique, “es la doble cara de las personas que se van al inframundo”.
La máscara está hecha de madera y crin (pelaje) de caballo.
Angelique toca la armónica en una danza de diablos de su puelo, aprendió a tocar este instrumento gracias a su abuelo y es la única mujer de su pueblo que participa en la danza de los diablos tocando los sones con la armónica.
“A lo que yo conozco otra mujer como yo no hay, soy única porque yo nadamás toco este instrumento. Que yo conozca, allá (El Pitayo), nadie más lo tiene”.
Actualmente Angelique tiene 18 años y piensa continuar con la armónica, lo que le preocupa es que pronto ingresará a la universidad y sus participaciones tal vez, sean menos.
Ha recorrido algunos municipios del estado y otros estados de la República como Veracruz, Ciudad de México y Puebla con la danza de los diablos.
Angelique comparte el gusto por la armónica con otras mujeres como sus hermanas y compañeras, su objetivo es que más mujeres aprendan y la tradición de la danza de los diablos no se pierda.
“Tenemos raíces negras, en nuestra sangre nos corre lo afrodescendiente y lo afromexicano. Me siento muy orgullosa de lo que soy”.