En octubre el gobernador Héctor Astudillo Flores cumplirá tres años al frente de la administración, sin el orden ni la paz que prometió en campaña.
Por si eso fuera poca, Astudillo Flores llega a sus tres años de gobierno con el reclamo de las víctimas de la violencia quienes la semana pasada marcharon en Chilpancingo para exigirle una disculpa pública luego de que vinculara a las personas desaparecidas con la delincuencia organizada.
Además, han denunciado que no existe ninguna estrategia para buscar a las personas desaparecidas y han recibido una mala atención de la Comisión Ejecutiva Estatal de Atención a Víctimas.
En Guerrero ninguna de las estrategias en materia de seguridad ha dado resultados, para muestra Chilpancingo, ayer en el andado Zapata, a unos metros del zócalo se registró un enfrentamiento entre personas armadas donde murió una enfermera y dos personas más resultaron heridas.
El ataque se registró minutos antes de las nueve de la noche, cerca de la medianoche el alcalde Marco Antonio Leyva Mena informó a través de su cuenta de Facebook que se había tratado de un enfrentamiento armado, la mujer asesinada y los heridos habían quedado en medio del fuego cruzado.
La violencia en la administración de Héctor Astudillo es igual o peor que en las administraciones anteriores, frente a la impunidad e indiferencia de las instituciones encargadas de procurar e impartir justicia señaladas además de corrupción como la propia Fiscalía General del Estado (FGE) y el Tribunal Superior de Justicia (TSJ).
Ninguna región se escapa de los hechos de violencia que dejaron, tan solo el año pasado 2 mil 529 homicidios dolosos en la entidad. Ciudades como Chilpancingo, Acapulco y Chilapa, siguen siendo de las más violentas del país.