Alondra estudia en Chilpancingo en la Universidad Autónoma de Guerrero. Está en la fila del servicio exprés de la línea de autobuses Estrella de Oro, esperando la llegada de algún autobús para poder trasladarse al puerto de Acapulco.
Lleva consigo en una bolsa de tela, algunos víveres y la esperanza en el corazón de encontrar con bien a su familia, de quien no sabe nada desde hace más de 36 horas cuando la fuerza de Otis incomunicó Acapulco.
El huracán dejó daños materiales en La Cima, donde viven sus papás en la colonia 15 de Septiembre. Su casa, dice, sabe que quedó en ruinas.
Como ella, otras personas buscan regresar a como dé el lugar al puerto turístico.
En la terminal de autobuses Futura, que está justo enfrente, no hay corridas hacia Acapulco desde ayer miércoles por las condiciones en que quedó la autopista del Sol y la carretera federal.
En el lugar, hay varios taxistas locales ofertando viajes. Las tarifas alcanzan precios de 3 mil pesos, con máximo cinco pasajeros. Ayer, llegaron a cobrar hasta en 5 mil pesos el viaje, dijeron usuarios. Hubo quien sí los pagó porque era más grande la desesperación por saber de los suyos.
El conductor de un taxi, que cobra 2 mil pesos (400 pesos por pasajero), afirma que es demasiado el riesgo y cobrar menos que eso, no es negocio: el camino está demasiado peligroso y una descompostura en el camino está latente.
Y es que a decir de las imágenes que se han difundido en redes sociales, las carreteras no están del todo óptimas.
El servicio concluye en la caseta de La Venta, porque a partir de ahí la carretera está llena de lodo. Para adentrarse a la ciudad las personas tienen que caminar, pues no hay transporte público.
Eso lo tiene muy presente Alondra. Pero necesita estar con su familia, no soporta más la desesperación, lo dice con lágrimas.