Están divididos en jaulas en cuatro grupos diferentes: niñas menores de 17 años, niños también menores de esa edad, madres con hijos y padres con hijos. Cientos aguardan detrás de los alambres metálicos. Pronto serán más y más.
Como en otras ocasiones, el pueblo de McAllen (Texas), se vuelve a convertir en la zona cero donde se encuentra el centro más grande del departamento de Seguridad Nacional, conocido como ‘Úrsula’.
En esta zona del sector del Valle de Río Grande del sur de Texas se han separado a un total de 1.174 niños de sus padres desde que se anunció la nueva política a primeros de mayo por el fiscal general del Estado Jeff Sessions de separar a los niños de los adultos mientras se procesa su entrada en EE. UU.
Separada de su hijo, Elsa Johana Ortiz Enríquez, de Guatemala, reconoce a ‘The New York Times’: “No puedo volver a mi país sin mi hijo”.
Una medida en un principio disuasoria contra los inmigrantes en su mayoría centroamericanos que atraviesan México con la esperanza de que les den asilo en Estados Unidos. Su motor es el hambre, las mafias y la corrupción. México, sumido en su propia batalla con Estados Unidos, hace la vista gorda al permitirles el paso hacia el norte, ya que utiliza este flujo migratorio para presionar a Washington.
Referencias a la Biblia
En este caso, la polémica golpea por diferentes frentes después de que el fiscal general Jeff Sessions defendiese su idea de “separar a los niños de sus padres, debido a que se contempla en la Biblia”. Una aseveración con la que no están de acuerdo los líderes católicos de Estados Unidos.
En un principio, los republicanos de la Cámara de Representantes tienen previsto votar esta semana dos propuestas migratorias, programadas antes de que estallase esta crisis. Un borrador sobre la cuestión de los inmigrantes de DACA (siglas en inglés con las que se conoce en Estados Unidos a la ley que evitaba la deportación a los jóvenes indocumentados) y otra sobre la financiación del muro en la frontera.
Sin embargo, se desconoce qué ocurrirá, debido a que hay dos versiones sobre el asunto de DACA: una muy conservadora, que no tiene los votos suficientes para ser aprobada, y otra más moderada, cuyo futuro es incierto, debido a que ningún legislador sabe qué quiere hacer el presidente. Trump se ha reunido este lunes con la senadora de Virginia Occidental Shelley Moore Capito.
Una cita que se ha marcado en rojo, debido a que es la presidenta del subcomité de Apropiaciones del Senado, que supervisa la solicitud de la administración Trump de fondos para el muro, pieza clave en la política migratoria del presidente.