Desde temprana hora, turistas que se enfilan hacia el centro del país, acapulqueños que vienen a la capital en busca de combustible y los propios capitalinos presas de los rumores en redes sociales, esperaban largas filas en los alrededores de las estaciones de gasolina para abastecerse.
Luis Bernal viene con su mamá y otro familiar desde el puerto de Acapulco. Trae consigo unas garrafas que piensa llenar para los autos de su papá y su hermano porque, como se han reportado, en Acapulco no hay gasolina.
Tiene su vivienda en Ejido donde, asegura, se perdieron muchas casas y se desconoce a dónde se fue esa gente.
“El cerro se comió casas, se las llevó la lluvia. Son muchas casas que quedaron sin techumbres… el huracán nos dio de frente”.
El Acapulco que describe, no se compara como el que dejó el huracán Paulina. Comercios de todo tipo saqueados, sin energía eléctrica y con deficiente servicio de telefonía celular.
Bajo los fuertes rayos del sol, decenas de automovilistas esperan poder alcanzar a surtirse.
La fila viene desde el mercado de la colonia del PRI hasta la colonia Universal. Justo atrás de la zona de hospitales privados.
Ni un sólo semáforo es respetado por conductores que vienen en ambos sentidos del encauzamiento del Rio Huacapa. No hay un sólo agente de tránsito que pueda aminorar el caos.
Mientras, en grupos de WhatsApp un rumor tras otro alertan sobre el desabasto que podría provocar la compra de gasolina por parte de Acapulqueños.