La recta final de las elecciones a la presidencia ha proporcionado escenas inéditas hace solo unos meses. La última, la noche del sábado, fue ver al líder de Morena, Andrés Manuel López Obrador, recorriendo su casa y abriendo hasta los armarios para un programa de televisión.
El líder en las encuestas y su mujer, Beatriz Gutiérrez-Müller, mostraron a los mexicanos la vivienda que comparten en Copilco, al sur de la Ciudad de México, donde viven con su hijo.
El Obrador más dicharachero y cordial mostró la cocina, su despacho, el de su esposa y la habitación de su hijo menor durante el programa sobre los candidatos de Javier Alatorre. Sentados uno y otro junto al periodista de TV Azteca, arrancó el recorrido por la vida del hombre que aspira a gobernar México el próximo 1 de julio.
Después de 50 minutos de exhibición de la intimidad, la primera conclusión es que la vivienda del matrimonio mantiene el aire austero y sencillo que pregona el líder de la izquierda. La segunda es que Gutiérrez-Müller ocupó tantos minutos como él en pantalla lo que augura una presidencia con una fuerte presencia política de su pareja, más allá del ornamento estético del cargo de Primera Dama, al que le relega el protocolo.
La pareja mostró una casa de tres pisos de 59 metros cuadrados y un pequeño jardín de 30. Una cocina discreta pero moderna con una buena cafetera y un refrigerador lleno de imanes. En el salón, una mesa comedor, un sillón en el que sería difícil dormir la siesta y muchos cuadros. Varios de ellos de pintores tabasqueños, otros en carboncillo de un pejelagarto y el grabado de un artista oaxaqueño. En su despacho, dos grabados más; uno de Juárez y otros de Emiliano Zapata.
Sobre las elecciones, pocas referencias a la contienda electoral que se dirime dentro de cinco semanas. En cuanto a educación resumió su programa en que ésta debe enfocarse en diseñar un modelo que no rechace a los jóvenes y detalló que su hijo, estudiante de primaria, asiste a un colegio que tiene un método democrático que enseña a pensar por sí mismos a los chicos.
¿No hay político pobre?, le preguntó el conductor. “El que tiene sólo bienes materiales es feliz. Pero si vives con austeridad y eres buen ciudadano, estarás bien con tu conciencia y con el prójimo”.
Sobre sus creencias religiosas y su propuesta de promulgar una ‘Constitución moral’ para México dijo que “todos en la vida tenemos una guía. Son valores que ya existen y no hay que importar (…) No me preocupa que me digan que soy conservador porque tengo la conciencia tranquila. Soy cristiano en el sentido amplio de la palabra (…) y no estoy de acuerdo que la derecha se apropie del concepto de familia” dijo mientras subía y bajaba escaleras junto al presentador de televisión.
Con respecto al cambio en su carácter, más suave y pacifista que nunca, Obrador reconoció que ha logrado “atemperar su pasión” y “autolimitarse” en pro de la lucha que lidera. “Pero las grandes transformaciones se hacen con pasión”, añadió el candidato que lo intentará por tercera ocasión.
Sobre el día siguiente de su victoria dijo que será una gran fiesta nacional. “Imagina cuando la noticia corra por el país y el mundo que diga ganó el movimiento de transformación”, recreó.
Mientras exhibía sus creencias y orígenes ante la cámara, recorría su casa y hablaba incluso con Angélica, su empleada doméstica. “Es buen patrón”, dijo mientras doblaba la colada.
En la habitación conyugal, pequeña y austera, está la única televisión de la casa y un armario con ocho trajes negros y azules. “La mayoría son de la época en que fui jefe de Gobierno de la Ciudad de México”. Juárez y Cárdenas iban siempre bien vestidos y eran muy formales “porque respetaban al pueblo”, justificó.
¿Y dónde se conocieron?, preguntó Javier Alatorre. “Nos conocimos durante una entrevista que me hizo en Tabasco”, recordó junto a su compañera.