Para entender un poco lo ocurrido en el Congreso del Estado en la jornada del pasado miércoles 20 de febrero, vamos a ilustrarlo de la siguiente manera: Generalmente son las madres de familia quienes hacen malabares con el dinero que el padre arrima a la casa.
Ella ve cómo le alcanza no solamente para los gastos del hogar, sino incluso para ir ahorrando un dinerito, con la mira en que más adelante puedan darse un lujito, comprar ese mueble que le hace falta o darle una arregladita a la casa, etc.
¿Sería justo que de repente uno de los hijos le dijera: “Mamá, de esa lana que has ahorrado, hay que darle a mis cuates que están jodidos, para que se aliviane”? Esos cuates, por cierto, han llevado una vida disipada, poco clara, y se sospecha que andan en malos pasos, cometiendo infracciones a la ley.
Es obvio que la madre privilegiaría las necesidades del núcleo familiar, antes que pensar en regalar el dinero que con tanto sacrificio ahorró, a los cuates de su hijo.
Pues resulta que de buenas a primeras, afloró el espíritu dadivoso del diputado local Héctor Apreza Patrón al proponer que de los ahorros logrados por el área administrativa y financiera de la Cámara de Diputados se tomara para supuestalmente ayudar a las estancias infantiles, inmersas actualmente en una controversia ante las medidas que está tomando el gobierno federal en torno a su funcionamiento.
Por principio de cuentas, no le conocíamos al señor Apreza esa generosidad que, por cierto, no mostró en sus tres años como secretario de Finanzas y Administración del gobierno estatal; lo curioso es que contagió a otros legisladores como Guadalupe González Suástegui que secundaron su propuesta que, valga decir, fue rechazada por la fracción de Morena que es mayoría en el Congreso y el asunto fue turnado a comisiones.
El detalle es que no se sabe si el diputado oriundo de Olinalá es o se hace. No tiene mucho participó en un evento donde se entregaron computadoras a las diversas áreas del Congreso, y ahí mismo se informó que producto de una eficiente administración (mérito incuestionable del director Netzahualcóyotl Bustamante Santín) fue que se logró no sólo eso, sino una serie de acciones para mejorar el funcionamiento y operatividad del recinto parlamentario, a fin de brindar un servicio más eficiente no solamente a los diputados, sino a la ciudadanía en general.
Es decir, el Congreso está ahorrando, y con ello arreglando la casa -como se dice coloquialmente- con acciones como la impermeabilización el techo y pintura del edificio; arreglo de aires acondicionados, inversión en tecnología para seguridad, para producción audiovisual, para comunicaciones, incluso para un mejor desempeño de los mismos legisladores en aras de la transparencia tan necesaria y que se viene impulsando desde el nivel federal.
Mejoras que, por cierto, nunca se hicieron en legislaturas pasadas y si acaso hubo algún ahorro en alguna de ellas -la anterior, por ejemplo- nunca se supo a dónde fue a parar ese recurso.
Como se dijo, la propuesta fue turnada a comisiones y está en veremos si hay la capacidad de las fracciones proponentes para hacer que cuaje.
Sin embargo, con lo que no contaban era que ese mismo día los morenistas presentarían una especie de contrapropuesta, para exhortar al Ejecutivo estatal a entrarle al rescate de las guarderías, dándole incluso el remedio y el trapito; es decir, proponiendo que se destinen recursos que bien podrían obtenerse vendiendo la flotilla de aviones que posee y los autos blindados, lo que de paso pondría al gobierno estatal en sintonía con la federación.
Así, lo que en un principio se veía como un gancho al hígado morenista, resultó contraproducente o como se dice coloquialmente, al diputado Apreza le salió el tiro por la culata y al gobierno estatal es evidente que la contrapropuesta de los diputados que hoy son mayoría en el Congreso local le dolió como patada de mula.