El día que conocí a Acela y Silvia fue dentro de su local, un cuarto pintado en color azul y rosa, con espejos cuadrados y un estante con tintes de cabello.
Adentro, predominaba un tono sombrío con un olor permanente a amoníaco. Era una mañana nublada como muchas en la ciudad.
El Covid-19 ha herido de muerte a la estética D’Acela, que, en diez años de funcionamiento no había enfrentado un obstáculo parecido, ni si quiera con la pandemia de gripe A (H1N1) que, ocurrió en 2009.
Acela, definitivamente piensa en cerrar el negocio y deja en manos de Silvia la decisión de seguir con él, pues ya con sus 74 años, ve complicado que haya suficientes clientes para pagar una renta de unos 4 mil pesos mensuales, más un recibo de agua y luz, y gastos de alimentación y de transporte.
La apuesta a partir de ahora, es un momento de incertidumbre, es esperar a que la clientela las contacte vía mensaje de texto o por Whatsapp para contratar sus servicios.
Esta estrategia ha ayudado un poco a ganar dinero, en los meses que el negocio permaneció cerrado por las medidas de distanciamiento social y el cierre de negocios no esenciales.
Silvia reclama que, las “tiendas grandes” jamás fueron cerradas, mientras que los negocios pequeños fueron obligados a bajar sus cortinas sin ninguna consideración. A eso se sumó que el presidente municipal, no le dio la cara a ninguno de los dueños de los negocios, y tampoco, les regaló una sola despensa.
“Cuando fue lo de la influenza, fue similar, no igual, si abríamos, no se prohibió que se abría… la gente tenia miedo porque desconocía como era eso, pero fue menos que ahora, fue una rachita nadamas”, explica Silvia.
Ambas han perdido dos de las tres temporadas dónde hay más ganancias para ellas, en mayo por el Día de las Madres, y medio junio y julio, periodo en el que se realizan las clausuras en escuelas.
“Ahorita con la clausura no hay nada, antes se venían a arreglar para las fiestas, ahorita nada”, dice Silvia.
Su única esperanza está en diciembre, aunque a como ven la situación, sus ilusiones se encuentran en terapia intensiva.
No se pueden promocionar simplemente porque no hay dinero, que es otra vía para hacer proliferar su negocio.
Ha habido varios días en que, ni Silvia ni Acela han hecho un solo corte de cabello en todo el día.
La clientela se ha olvidado de tintarse el cabello, del pedicure y los “peinadotes”, que en otros tiempos eran todo un éxito.
