A pesar de que ya se va, los pendientes que deja el alcalde priísta de Chilpancingo, Marco Antonio Leyva Mena, son muchos. Entre otros la aclaración sobre la aplicación de los dineros en materia social, servicios y de obra pública. Y para espantar con el petate del muerto, el casi ex alcalde trata de blindarse: entre los empleados del ayuntamiento crece la versión –filtrada por los partidarios del propio edil- de que una vez concluida su gestión, se irá al Morena de López Obrador. Como si en ese partido lo estuvieran esperando con los brazos abiertos. Hay sin embargo, otras lecturas.
RESABIOS VIGENTES.- En el entorno político, las facturas se cobran. Y a Leyva Mena le quedan algunas por pagar. Se leen así:
1.- En el equipo del gobernador Héctor Astudillo, trasciende en corrillos políticos, hay resabios políticos escondidos. Y que se mantienen vigentes. El principal está muy visible: Leyva Mena desafió al mandatario estatal cuando impugnó su licencia ante el Congreso local, demandando regresar como alcalde. La disputa no solo se tornó legal, mediática y política, sino personal. El punto fino de esta historia es que al final de cuentas, Leyva Mena ganó la elección en junio de 2015, por una elocuente razón: las estructuras electorales tanto del gobernador Astudillo, como del actual secretario de Desarrollo Social, Mario Moreno Arcos, se pusieron a caminar y operar. A Leyva Mena –como nunca había competido en una elección abierta-, ni siquiera lo conocían en muchas colonias capitalinas. Menos en las comunidades que integran el municipio. La deuda política era entonces, de valores entendidos: si me debes la alcaldía, entonces también te la puedo quitar.
2.- Una de las consecuencias de la disputa política entre el gobernador y el alcalde están muy a la vista: el PRI perdió por primera vez en su historia, la alcaldía capitalina. Lo peor no fue eso, sino que un gobernador oriundo de la capital, la entregara a la oposición. Desde luego, el pésimo desempeño como alcalde de Leyva Mena, influyó decisivamente en esos negativos resultados. Y la arrogancia y altanería de ambos que se midió irremediable, con los altos costos políticos pagados.
3.- Uno de los pasivos que arrastra el feneciente alcalde priísta, es el irregular manejo de los dineros. Por ese lado y ya sin fuero, la Auditoria Superior del Estado (ASE), podría comenzar a operar no solo para exhibirlo de nueva cuenta, sino para que las autoridades encargadas de impartir justicia, actúen. Incluso, el Congreso local de mayoría morenista le esculque los bolsillos. Y por esa presumible razón, Leyva Mena apelaría a refugiarse justamente, en el partido político de López Obrador, como forma de encarar todas las presiones que desde Casa Guerrero, ya se estarían fraguando en su contra. Nada más falta que el Morena apruebe su solicitud de ingreso. Y lo exima de toda culpa y responsabilidad.
4.- La última señal política, en el sentido de que las cosas están muy frías y distantes entre el alcalde priísta y el gobernador, será la ceremonia del Grito de Independencia. Si lo dan juntos desde Palacio de Gobierno, evidenciaran que, por lo menos para guardar las formas, acordaron hacerlo así. Si por el contrario, cada quien lo hace por su lado, confirmará que Leyva Mena, no tendrá un escenario político nada favorable ni terso para cuando concluya su mandato, a fines de este mes. Y literalmente, todos los demonios podrían echarse a caminar en su contra. Porque ni PRI, PRD o Morena, estarían saliendo en su defensa. El alcalde capitalino está realmente solo. Así enfrentará eventualmente, a toda la maquinaria de Estado.
HOJEADAS DE PÁGINAS…En la entrega de la Presea Sentimientos de la Nación en la Iglesia de Santa María de la Asunción prevista para hoy jueves, habrá, quiérase o no, una convocatoria para la medición de audiencias y de fuerzas políticas. Por un lado, estarán todos aquellos invitados del gobernador Héctor Astudillo. Y por el otro, los que simpatizan con Morena y con Pablo Amílcar Sandoval. A ver de qué cuero salen más correas.