Con el arma el hombro y la mirada al frente, Lety, marcha como la única mujer armada entre decenas de agentes de la Policía Ciudadana y Popular (PCP) del poblado de Temalacatzingo, sistema comunitario de justicia que erradicó la violencia en pueblos indígenas nahuas de la Montaña de Guerrero, entidad ubicada al sur de México.
Originaria del poblado de Zumpango, anexo a los bienes comunales de Temalacatzingo, municipio de Olinalá, la mujer defiende a su familia y territorio de la delincuencia común y también del crimen organizado.
Sus labores, van desde el resguardo en ferias y festividades en su localidad, hasta labores de seguridad en carreteras y filtros, son algunas de las acciones que Lety lleva a cabo diariamente, actividad que alterna con el cuidado de su familia.
Desde hace tres años, “velando por la situación de mi familia”, la joven madre decidió separarse de sus labores como ama de casa para tomar una escopeta y junto al pueblo, garantizar la seguridad de la zona de origen indígena.
“No me ha afectado mucho haber cambiado mis labores como ama de casa, pero ahora además realizó otras actividades de seguridad. Puedo con las dos labores; es más seguridad para mi familia”, señala Lety, mientras descansa su arma.
Como la mayoría de varones en las zonas indígenas del suriano estado de Guerrero, el esposo de Lety tuvo que salir como jornalero hacia los estados del norte de México, para realizar cosecha de distintos productos.
Mientras, Lety comenzó a hacerse cargo de sus dos hijos pero un par de años más tarde, una inquietud la orilló a tomar una nueva ruta; unirse a una guardia armada, integrada por pobladores, ante el vacío de seguridad por parte de los gobiernos de los tres órdenes.
La Policía Ciudadana y Popular (PCP), mantiene actualmente presencia en los municipios de Huamuxtitlán, Cualác y Malinaltepec, así como en los bienes comunales de Temalacatzingo, en Olinalá; en todas hay participación de mujeres armadas.
El riesgo de portar un arma en Guerrero es grande, ya que actualmente la entidad mantiene la presencia de al menos 14 grupos del crimen organizado, varios de ellos con presencia en todo el país.
La principal actividad de los carteles del narco en Guerrero, es la compra y trasiego de la goma de opio, producto base para la elaboración de cocaína, sin embargo en algunas zonas también llevan a cabo cobro de cuotas a negocios y empresas, así como otras actividades ilícitas.
Son precisamente, las actividades de delincuencia común, las que Lety y una decena de mujeres armadas, han logrado combatir desde el año 2012, expulsando incluso a grupos criminales que intentan ingresar a esa zona, históricamente conocida por poseer cualidades para la siembra de enervantes como la mariguana y la amapola.
Aunque actualmente, la PCP es integrada mayormente por hombres, varias mujeres han comenzado a dejar sus actividades de hogar, para sumarse a las labores de seguridad y continuar protegiendo la tranquilidad de sus hijos y cientos de familias que viven en en la Montaña, región que desde inicios del año 2000, tiene algunas de las comunidades más pobres de toda América Latina.
“No pienso dejar las armas”, sentencia la joven madre, pues con ella, logró dar seguridad a sus hijos, padres, y a todo un pueblo.