La jornada laboral para don Filiberto Torres y sus hijos, inicia entre 6 y 7 de la mañana, durante todo el día por tres meses, cuidó, abonó y dio mantenimiento a sus campos de maíz en Azinyahualco, en la sierra de Chilpancingo; ahora tendrá que ver cómo miles de mazorcas son echadas a perder, luego de no venderse.
Azinyahualco, se ubica a 90.7 kilómetros de la capital del estado de Guerrero, y forma parte de los poblados de la sierra de Chilpancingo, ahí, las familias -mayormente dedicas al campo-, iniciaron en los últimos años con la siembra de maíz.
Este año, los pequeños productores han visto una de las peores temporadas, ya que varios factores, provocaron que el maíz no sea vendido y “ni si quiera sirve para grano”, por ello miles de mazorcas quedarán desperdiciadas.
Don Filiberto Torres, explica que para empezar, los acaparadores, es decir quienes suben al poblado a comprar las cosechas de los campesinos, han pagado la cantidad de 25 pesos por litro de elote.
El litro de elote, tiene entre 24 y 25 piezas, esto indica que el elote les fue pagado a 1 peso la pieza, precio que algunos de los campesinos no aceptaron y ahora enfrentan el desperdicio de su arduo trabajo de tres meses y de los alrededor de 20 mil pesos que usaron para sembrar una hectárea.
Otros más, no pudieron vender -aunque fuera a ese precio-, ya que no encontraron compradores, que generalmente acuden del poblado de Ocotito y del municipio de Acapulco.
“Les vendemos a los que vienen de Acapulco, Ocotito (…) Ahorita el litro lo estamos vendiendo como a 25 pesos, a 1 peso el elote, y con dificultad también porque no lo quieren ya en este tiempo”, dice el campesino, frente a sus tierras de labor.
Juan Torres, campesino también de Azinyahualco, explica que tan solo en las tierras que él sembró, se desperdiciarán alrededor de 250 litros de maíz, casi tres mil piezas de elote.
“La verdad se queda, se echa a perder el elote, para nosotros es una pérdida porque ya no se recupera nada de ahí (…)”
“Lo que sembré primero lo alcancé a vender, lo que sembré después ya no encontré comprador, porque ya empiezan a meter elote del que siembran del temporal y es difícil poder venderlo, porque los compradores prefieren sacar lo que tiene más cerca que venir hasta acá”, dice Juan Torres.
Inseguridad y covid, afectan las ventas
De acuerdo con Filiberto Torres, las nuevas comunidades que comienzan a cosechar y hasta la pandemia por el virus SARS-Cov2 (Covid-19), mermaron la economía de mercados locales de, que eran sus principales compradores, y ahora no tienen para comprar elote en Azinyahualco.
Hay otros factores, incluso la inseguridad, que abonaron a que esta temporada, miles de mazorcas se estén echando a perder.
Campesinos de la zona, explican que han intentado vender de forma independiente sus productos, sin embargo al llegar a cabeceras municipales, o mercados grandes en localidades cercanas, se encuentran con la cerrazón de otros comerciantes, aunado a la complicidad de personas, presuntamente relacionadas con grupos armados y que a base de amenazas son sacados del lugar.
“Donde se quiere vender no lo dejan a uno, porque ya hay quienes acaparan todo y allí también ya es un problema para nosotros. Llegamos a un mercado y no podemos vender la mercancía porque hay alguien que acapara y no nos deja vender bien”.
Pueblos buscan terminar con el abuso al campo
La situación que atraviesa Azinyahualco, por el menosprecio hacia los cultivos de maíz, no es exclusiva de ese pueblo. A un par de kilómetros, se ubica la localidad de Zoyatepec, en donde las casi 200 familias se dedican también a la siembra de este insumo.
Contrario a Azinyahualco, en Zoyatepec no han presentado problemas del desperdicio de mazorcas por la nula venta, sin embargo, sí sufren la misma situación respecto al bajo costo en el que los acaparadores compran el elote.
“Lo máximo que han pagado aquí es 28 pesos por litro”, dice Alejandro López, campesino de Zoyatepec. Esto representa poco más de un peso por mazorca, lo que la gente considera como una suma muy poco redituable.
Y es que, además de gastar los 20 mil pesos para la siembra de una hectárea, los dueños de las tierras también deben pagar a un grupo de entre 4 y 6 personas para la cosecha, cada uno cobrará 200 pesos. Todo esto sin contar la mano de obra diaria, que por tres meses el campesino realiza para mantener sus tierras de cultivo.
Ante el hartazgo del poblado, en más de una ocasión, han tratado de reunirse para estipular un precio justo y fijo, y con ello los acaparadores no abusen de la necesidad del campo.
“Para que sea redituable, tendríamos que vender el litro de maíz en 40 pesos, sería lo adeudado”, indica Alejandro López. Criticando los 28 pesos que actualmente pagan a los pequeños productores.
Entre este abuso, el desperdicio de mazorcas y la recién aparición de un hongo que afecta a la milpa de Azinyahualco, durante las temporadas de mayor humedad, los campesinos tienen que continuar con la siembra de éste y otros productos para poder subsistir; seguirán buscando cómo vender y sacar adelante los frutos del campo que históricamente han abastecido al país.