Mal social-institucional histórico, la corrupción ha sido un lastre tantas veces mencionado en el discurso pero, igualmente, tantas veces combatido de manera superficial, insuficiente, coyuntural; siempre a la buena voluntad gubernamental pero nunca, finalmente, atacado ni eficiente ni profundamente. Se entiende, entonces, a la corrupción como la enfermedad social que pareciera incurable, persistente, más grave al paso del tiempo.
Sin embargo, en tiempos de transformación política, social e institucional por la que atraviesa México, es concretamente en Guerrero donde, igualmente, a la par que en el país, hay visos de impulsar cambios de fondo, necesarios, urgentes incluso, con la participación más directa e influyente de una sociedad civil –hay que señalarlo- por lo regular alejada de las acciones institucionales que directamente inciden en su colectividad.
Hablando del ejercicio más integrador de la ciudadanía en la visoría, seguimiento, cuestionamiento incluso, en acciones y políticas institucionales, nuevos aires, por fin, se advierten desde lo civil en el Sistema Estatal Anticorrupción en Guerrero, fundamental conglomerado de representantes de los poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial; instancias fiscalizadoras, de seguimiento y consolidación de políticas públicas en materia, precisamente, del combate a la corrupción, ahora, desde este lunes, con activa participación de César González Arcos, recién asumido presidente, durante un año, del Comité Coordinador del Sistema Estatal Anticorrupción, así como del Órgano de Gobierno de la Secretaría Ejecutiva del Sistema Estatal Anticorrupción en la entidad; el maestro González Arcos, un surgido desde el empoderamiento del pueblo a través del Comité de Participación Ciudadana Guerrero, cuyos representantes no son unos improvisados: para su conformación se emite previamente una convocatoria para designar, vía filtros establecidos, a ciudadanas y ciudadanos probos, demostradamente honestos, que aporten y tengan capacidad y propuesta para, en concreto su presidente o presidenta –que se rota cada año-, tenga voz y voto en las reuniones interinstitucionales para el combate a la corrupción, que en estos tiempos de transformación ha tomado mayor relevancia, sobre todo después del arribo de gobernantes con otra visión del ejercicio de gobierno, como Andrés Manuel López Obrador en la Federación y Evelyn Cecia Salgado Pineda en el Ejecutivo estatal.
Ante los nuevos tiempos, también, en el Comité de Participación Ciudadana -una instancia que se mantuvo alicaída, intrascendente, con el anterior representante, Ignacio Rendón Romero-, la representación del maestro César González Arcos representa mayor visibilización de la sociedad civil en la toma de decisiones y definición de estrategias para el combate a este mal social, por desgracia persistente, que es la corrupción en todas sus modalidades; en el combate en lo institucional, las autoridades representadas en el Sistema Estatal Anticorrupción deberán poner el ejemplo y dejar de manifiesto que esta vez sí, con la participación del representante de la sociedad civil –el maestro César González Arcos, que será ‘los ojos de la ciudadanía’ en esas reuniones interinstitucionales-, tendrá que dejarse inédito precedente, tomando en cuenta, además, estos nuevos tiempos de promoción de la honestidad y la erradicación de las malas prácticas gubernamentales, que es finalmente por lo que han estado votando millones de mexicanas y mexicanos en recientes procesos electorales.