Carlos tiene 11 años como taxista, para él las vacaciones de Semana Santa son un verdadero viacrucis pues la cantidad de usuarios del transporte baja considerablemente en la temporada.
Me lleva del centro de Chilpancingo a la Comercial Mexicana, mientras avanzamos me confiesa que este periodo de Semana Santa es el más complicado para los choferes de taxis.
“Ahorita ha bajado mucho el trabajo, a parte de las vacaciones con estos nuevos carros que metieron, los del último reparto. Nada más va saliendo para la cuenta y la gasolina, a veces llego con las manos vacías”, asegura.
Trabaja de 3 de la tarde a 3 de la mañana, por esa jornada de 12 horas tiene que juntar mínimo 700 pesos: 300 de la cuenta que le entrega al dueño del taxi y 400 de gasolina.
Para paliar un poco la baja en el pasaje, algunos de sus compañeros le pidieron a sus respectivos patrones que les bajaran la cuenta, pero él no tuvo suerte, su patrón no quiso bajarle ni 50 pesos.
– “¿Y cómo le haces si no te queda nada para ti?”, le pregunto.
– “Pues lo que Dios diga, a veces llevamos a veces no, a veces lo único que me llevo es la pura desvelada”, responde un tanto resignado.
En un periodo normal de actividades Carlos gana un promedio de 200 pesos diarios, a veces hasta 100, “ya apartando lo de la cuenta y la gasolina”, remarca.
Dice que estuvo afiliado a una organización de transporte público, pero como no se mantuvo en ella perdió sus derechos para obtener un permiso de taxi.
Como muchos choferes, espera que las actividades se regularicen, pues en este trabajo no hay manera de ahorrar; Carlos lo describe así: “Ahora si que como dicen ¿no? Lo servido por lo comido, uno va al día.”
Y es que ser el único proveedor en su familia de dos niñas pequeñas, no hay manera de ahorrar con lo que logra ganar diariamente, aunque no tenga un día de descanso.