La mañana del 25 de octubre, tras el paso del huracán Otis, los encargados de la Nevería Acapulco, ubicada en el centro comercial La Isla, fueron a ver el estado en el que se encontraba el local.
Axel, acompañado de su esposa vieron que todo estaba normal. Otis no había causado mayores estragos, salvo dos o tres cosas que tiraron los fuertes vientos.
Pero esa noche del 25, entraron varias personas de colonias aledañas a la plaza comercial, incluso algunas armadas, a causar destrozos a todo lo que había a su paso y a robarse cuanto pudieron.
En el caso de la Nevería Acapulco, su dueña estima que el robo asciende a casi un millón de pesos. Le robaron maquinaria nueva para hacer helados que, cuenta, estaba pagando con muchos sacrificios.
Los congeladores quedaron a salvo porque Axel y su esposa tuvieron la idea de taparlos poniéndoles cosas encima y no se veían a la vista.
Los saqueadores llegaron en camionetas y autos para llevarse todo lo robado. Lo hicieron porque no había seguridad, lo que la propietaria reclama a la administración de La Isla, que a una semana de lo sucedido no tenían comunicación con los locatarios.