La amenaza no es nueva. A fines de enero de 2014, la Unión de Pueblos y Organizaciones del Estado Guerrero (UPOEG), llamó a los tres niveles de gobierno a mejorar las condiciones de seguridad pública en la capital del estado. O de lo contrario tomarían el control de la seguridad pública en Chilpancingo. Lo cual se convierte en un acto temerario. De abierta osadía contra las instituciones.
Porque la capital es la receptora de los poderes públicos. Tomarla por parte de un grupo de policías comunitarios implicaría de facto, que el propio mandatario estatal Héctor Astudillo Flores y el alcalde perredista, Antonio Gaspar Beltrán, perdieron el control de todo. Y su papel como autoridades ya no tendría ninguna razón de ser. De ahí a su eventual renuncia a sus respectivas responsabilidades, solo se interpondría el mero trámite. Hay que ir por partes.
AMENAZA CONTRA RELOJ. Todo fue confusión. Pero de pronto, el dirigente de la UPOEG, Bruno Plácido Valerio, desistió en su intento de tomar la capital con sus policías comunitarios en los inicios de 2014. Dicen que el entonces gobernador perredista interino, Rogelio Ortega Martínez, logró negociar una tregua. A cambio de permitir el fortalecimiento y expansión de la UPOEG. Pero hoy, ante el imparable clima de violencia e inseguridad, este episodio vuelve a repetirse. Y se lee así:
1.- En la sierra que abarca el municipio de Heliodoro Castillo, la violencia no ha tenido reposo. Prácticamente, desde que el actual gobernador priista Héctor Astudillo, tomó las riendas de la entidad. Quizás por esa razón, el Frente Unido de Policías Comunitarios del Estado de Guerrero (FUPCEG) y comisarios de los municipios de Chichihualco y Zumpango, advirtieron a los gobiernos federal y estatal, con tomar la capital del estado “si no resuelven el problema de la violencia”.
Este grupo de armados asegura tener bajo su mando a más de 9 mil elementos en 10 municipios de la entidad “y si las autoridades intentan desarmarnos nuestra posición es disparar”.
2.- El problema se tornó altamente político por una sola razón: cerca de 300 desplazados de las comunidades de Filo de Caballos, Los Morros, Carrizal, La Escalera, Ranchito, Puentecillas, Corralitos y Campo de Aviación, llevaron su inconformidad no al palacio de gobierno estatal para demandar seguridad y paz al gobernador Héctor Astudillo, sino que se plantaron en el zócalo de la Ciudad de México desde el pasado domingo 17 de febrero, exigiendo una audiencia con AMLO.
Piden al gobierno federal certeza para regresar a sus hogares. Lo curioso es que nunca presionaron al gobierno estatal, sino que se fueron directos a la federación. Algo que nunca hicieron cuando todavía gobernaba el país, el priísta Enrique Peña Nieto.
Ese grupo de inconformes fueron sacados de sus lugares de origen por el Frente Unido de Policías Comunitarios del Estado de Guerrero. Unos a otros se acusan de ser delincuentes. Y en esta maniobra, el agua ya le llegó al cuello al mandatario estatal.
3.- Cinco días después del plantón de los “desplazados” en la ciudad de México, los del FUPCEG en conferencia de prensa, emplazaron a los gobiernos federal y estatal “a resolver el problema de la inseguridad”. O tomarán Chichihualco y Chilpancingo. La amenaza pesa más fuerte sobre el gobernador Astudillo, que sobre AMLO. Porque el primero observó desde el principio, cómo se incubaba el conflicto. E hizo muy poco para resolverlo.
Y hoy le aventó el paquete al gobierno federal que, hizo oídos sordos con Peña Nieto. “No es un pleito ni contra el gobierno, ni contra la sociedad, es una confrontación que no es nueva, que no es de hoy y que lamentablemente se presentan este tipo de expresiones, que nosotros las tomamos con seriedad y responsabilidad. No es un asunto solamente mío, sino también de la federación; de todas las instituciones, que sin duda la vamos a considerar”.
El plazo que dieron los comunitarios de la FUPCEG para tomar Chilpancingo, vence el próximo domingo 24 de marzo. ¿Amanecerá la capital llena de Policías Comunitarias el lunes 25? ¿Hasta dónde afectará al gobernador y al edil perredista esta incursión? El reloj ya está corriendo.
HOJEADAS DE PÁGINAS…Como si se tratara de un juego infantil, el gobernador Astudillo polarizó posiciones con la fracción mayoritaria del Morena en el Congreso local. Y asumió que “si el Congreso pone una parte, nosotros también lo haremos, peso a peso, que venga la propuesta del Congreso y yo respondo rapidito”. Es decir, el mandatario estatal no solo desafía al Congreso local, sino que contraviene una medida impuesta por la Federación encaminada a frenar la corrupción en las Estancias Infantiles. Qué tal.