+En medio de las horas marcadas por la incertidumbre en la capital, el tradicional barrio de San Mateo revivió una de sus fiestas más emblemáticas como una forma de resistencia cultural
Frente a la iglesia del barrio de San Mateo, un arenero improvisado volvió a llenarse de tambores, chicotazos y gritos de júbilo. Después de más de siete años sin celebrarse, los vecinos devolvieron la vida al Porrazo del Tigre, una de las tradiciones más representativas de la capital guerrerense.
El evento fue encabezado por Diego Patrón Telumbre, joven promotor cultural y maestro originario del mismo barrio, quien explicó que esta edición se organizó como un homenaje al difunto Salvador López Cuenca, impulsor del monumento al tigre y figura clave en la preservación de las costumbres locales.
“Nos atrevimos a llamarlo El Origen porque, según lo que hemos investigado, el porrazo nació aquí, en San Mateo”, relató Patrón. “Durante un tiempo se perdió, pero quisimos retomarlo para reconocer a don Salvador López Cuenca y recordarle a la gente que esta es nuestra historia”.
En la arena instalada frente al templo participaron tres categorías: infantil, juvenil y femenil libre, con premios para los tres primeros lugares. “Nos interesaba incluir a los niños, adolescentes y mujeres”, explicó el organizador. “En otros barrios, como San Antonio, también se celebra, pero casi siempre con adultos. Nosotros quisimos regresar a las raíces y formar nuevas generaciones”.
La jornada reunió a familias tradicionales, danzantes y cronistas locales, entre ellos Héctor Contreras, además de la familia López García, quienes recibieron un reconocimiento por la aportación cultural de su patriarca.
El también coordinador de danzas del barrio, Ángel Chavelas, destacó que el evento busca mantener vivas las raíces del porrazo y promover la paz en medio de la situación que enfrenta la capital.
“Es un torneo interno en homenaje a don Salvador López Cuenca, uno de los pioneros del porrazo en San Mateo”, explicó. “Queremos inculcar a los jóvenes el amor por nuestras tradiciones y lo que representa Guerrero. Más que competencia, es una forma de fomentar la paz y el orgullo por nuestro barrio”.
Más allá del espectáculo, Patrón Telumbre subrayó el sentido profundo del encuentro:
“Esto es resistencia. En medio de lo que pasa afuera, vale la pena ver a las familias reunidas, a los niños jugando y a los tigres competir. Nos merecemos un respiro, alegría y comunidad”.
El joven docente contó que parte de su motivación fue alejar a sus alumnos de las pantallas y acercarlos a las costumbres de su entorno:
“Soy maestro de lenguas extranjeras, y muchos de mis alumnos hoy están participando. Me gusta pensar que estamos cambiando un rato la tecnología por nuestras tradiciones”, dijo con orgullo.
La tarde se vivió con el sonar de los tambores y la convivencia entre vecinos. Para los habitantes de San Mateo, el regreso del porrazo representa más que una fiesta un acto de pertenencia y esperanza.
“Aquí nací y aquí estoy con mis vecinos. Este evento es para mi casa, para mi barrio”, concluyó Patrón Telumbre.