Con la venta de periódicos, Silvestre sacó adelante a sus tres hijos; aún recuerda cuando el 10 de mayo del 2007, ni siquiera se instaló cuando ya había terminado la venta del día, con la noticia del asesinato del “comandante Cobra”
A dos años de haber perdido su vista, “por juntarme con personas que no debí juntarme”, como él mismo lo reconoce, Silvestre Rodríguez Fernández inició con la venta de periódicos en el centro de Chilpancingo a inicios del año 2000, para poder llevar el sustento a su mesa; la era digital acabó con su medio de vida.
Ahora con diabetes y con discapacidad visual total, don Silvestre se dedica a la venta de chicles en el centro de la ciudad, justo en las escaleras que dividen a la catedral de la Asunción de María y al museo regional de Chilpancingo.
De pasar a vender casi un centenar de distintos periódicos, en algunas buenas ocasiones, a terminar vendiendo cuatro o cinco ejemplares, como mucho, es como Silvestre vio la extinción de la era de papel en los medios de comunicación, lo que directamente le afectó en su labor como voceador.
Y es que si bien las circunstancias sociales hicieron que perdiera la vista, su talento nato de pregonar, lo llevaron a ser un personaje sumamente reconocido en la capital guerrerense; su voz fue incómoda incluso para algunos sectores y personajes políticos, por sus protestas y lectura de notas en contra de algunos, como el propio Héctor Astudillo a quien recuerda haberle gritado en un evento del CNC priista.
“A mí, y a mis compañeros, les afectó que ahora todo lo hacen en línea, las noticias por Facebook, el celular, nos bajó muchísima la venta, al final de mi vida como voceador vendía menos de cinco periódicos y ya no alcanzaba ni siquiera para el pasaje”.
Diariamente acudía en las primeras horas del día a las principales casas editoriales de Chilpancingo para recoger el tiraje del día; uno de ellos le regalaba los periódicos para que pudiera tener un ingreso extra, ante su situación de discapacidad, lo que aún agradece pues gracias a su actividad, logró alimentar y sacar adelante a sus tres hijos.
Todavía recuerdo que el 10 de mayo del 2007, un día después del asesinato del comandante Artemio Mejía Chávez “Comandante Cobra” en Chilpancingo, no se logró instalar cuando ya había terminado la venta del día.
“Ese día todos querían comprar el periódico, tuve que ir por más y no pude ni llegar a las aguas frescas (puesto de venta de aguas de sabor ubicado en el pasillo de revistas y periódicos en el centro de Chilpancingo)”.
“No dejé de vender por querer dejar de vender periódicos, no es porque yo quisiera estar vendiendo chicles”, señala con notoria tristeza y nostalgia por las épocas que ya no regresarán.
En 2020, y con la extinción prácticamente de todos los periódicos locales, salvo un par de excepciones, Silvestre dejó a un lado la venta de periódicos y reconoce, con pena, que durante algunos días tuvo que pedir limosna ante la falta de recursos para poder seguir sobreviviendo; ahora únicamente se dedica a la venta de chicles.
Como activista, líder del Frente de Grupos Vulnerables y Personas con Capacidades Diferentes, señala que, junto con otras organizaciones en Guerrero, han sido las pioneras en buscar apoyos para personas con discapacidad, considerando que muchas de ellas ni siquiera pueden pararse de la cama.
Y aunque cuentan con el programa de Bienestar para personas con discapacidad, desde hace un año buscan el incremento para que las personas en esta situación reciban el mismo apoyo que los adultos mayores.
“Los adultos mayores tuvieron la oportunidad de trabajar durante su vida, muchos de nosotros y nuestros compañeros discapacitados viven postrados en una cama y no tuvieron esa oportunidad. No estamos en contra del apoyo a los adultos mayores, solo queremos la igualdad de recursos para nosotros”, reclama.
Con su bastón de apoyo y su caja de chicles que cambió por su estante de periódicos, don Silvestre vive al día a través de sus pocas ventas y el apoyo oficial que considera insuficiente, a comparación de las necesidades que tienen muchos de los discapacitados en el estado y el país.