Lorena Gutiérrez finalmente encontró a su pequeña Fátima, pero no se imaginaba lo mucho que había sufrido. La fiscalía mexiquense no dio mayores explicaciones, sólo una hoja que decía que la niña murió por “traumatismo craneoncefálico severo”.
Año y medio después de la tragedia fue el juicio de los tres jóvenes responsables de la muerte de la niña de tan sólo doce años. En ese proceso de descubrió el horror de la tortura a la que fue sometida Fátima: le tiraron todos los dientes y sacaron un ojo, informó el médico legista que examinó el cuerpo.
Los jóvenes se la llevaron aún con vida hasta una zona boscosa. Un trayecto de terror para la niña, la picaron aproximadamente 90 veces. Posteriormente, la menor fue abusada sexualmente, le rompieron las muñecas, le abrieron el pecho y dejaron una herida de 30 centímetros en la entrepierna. A pesar de toda este pesadilla, la niña seguía con vida y consciente. Cuando satisficieron sus deseos sexuales, terminaron con su vida aventándole tres piedras en la cabeza, una de ellas de más de 60 kilos.
El médico legista, sorprendido con el caso, se acercó a la madre de la víctima y le dijo: “Señora, discúlpeme por lo que ha tenido que escuchar. La verdad, una muerte así yo no la había visto”.
Así fue la cruel muerte de Fátima Quintana Gutiérrez el 5 de febrero de 2015. Los hechos ocurrieron en la comunidad de Lupita Casas Viejas, Lerma, Estado de México.
Ni Fátima ni su familia imaginaban algo así de monstruoso, en un pueblito que se creía ajeno a la violencia, eso no existía. Mucho menos pensar en que dos de los violadores y asesinos de la niña la conocían desde que nació, incluso habían visitado su hogar; los hermanos Luis Ángel y José N, que en ese entonces tenían 19 y 17 años. El tercero, José Juan N, era relativamente nuevo en el lugar, de entonces unos 23 años; siempre fue señalado como conflictivo y violento.
Y Fátima no volvió
Ese día fatal, Fátima fue normalmente a la escuela. Su recorrido usual era una caminata de unos metros en una zona campestre y hasta llegar a la carretera, donde subía a un camión que la llevaba a la secundaria. Ella regresaba entre 20 y 15 minutos para las 15:00 horas, y alguno de sus padres la esperaba en la parada. Ese día no llegó. Faltando 20 minutos para las 16:00 horas, se percataron de que no llegaba y salieron a buscarla. “Fue ahí que comenzó la pesadilla”.
La madre de Fátima encontró la sudadera llena de sangre muy cerca de la casa de los hermanos. Al aproximarse vio a Josué con la mochila de su hija, salir corriendo; posteriormente José Juan salió corriendo con la ropa llena de lodo y sangre y quedó en casa Luis Ángel.
La desesperada madre intentó sin éxito alcanzar a los que huían, con ayuda de su esposo retuvieron a Luis Ángel.
“Ellos saben dónde está Fátima”.
Triste encuentro
Los padres y seres queridos de Fátima no se dieron por vencidos, y su búsqueda se extendió hacia la zona arbolada. Fue entre las 17:00 y 18:00 horas que lograron el hallazgo, un piecito se asomaba de la hojarsca.
“Primero pensé que le habían cortado el pie a mi hija, no veía nada más” de su cuerpo. “Pero mi hijo de 11 años que estaba conmigo, me gritaba: ‘¡Mamacita, saca a Fátima de ahí porque se está ahogando!’, pero yo me bloqueé. Me fui caminando, salí a la carretera y me senté un momento. Luego paré un tráiler y le dije que me ayudaran, que acababan de matar a mi hija”.
Esa misma noche, los sospechosos fueron capturados y golpeados por los vecinos. “Los iban a linchar, ¿sabe? Los iban a quemar vivos. Yo lo impedí. Yo los entregué vivos a la policía. Y ahora me arrepiento. Me siento una mala madre”.
Según El Gráfico, el autor intelectual del feminicidio actualmente se encuentra libre de todo cargo. El menor de edad está próximo a recuperar s7u libertad y sólo uno de ellos ha sido condenado. La familia se ha mudado de su hogar en el Estado de México por amenazas de muerte.