“No me destruyas ni me dañes, sólo relléname”, se lee en una cartulina fosforescente sobre dos pedazos de tubos de Pvc en los que se improvisó un comedero para perros.
Los tubos son colocados en el Zócalo de la ciudad, a un costado de las escaleras frente a la entrada del Museo. En el lugar también fue dejado una bandeja con agua y un bote.
La acción es realizada por personas protectoras de animales quienes han pedido en repetidas ocasiones ser responsables con sus mascotas y no abandonarlos, además de no comprar ni gatos y adoptar.