En muchas ocasiones se han reflexionado las luchas y exigencias de las poblaciones Lesbicas, Gay como un solo movimiento social y sin razonar decimos: el movimiento LGBTI+, creyendo que es un todo homogéneo.
Es un error en la práctica y en la teoría. Como la accidentada geografía de Guerrero, existen diferentes movimientos sociales en pro de los derechos humanos, civiles y políticos de las poblaciones LGBTI+. Esta pluralidad se encuentra en las pequeñas o grandes diferencias, que van desde lo sociocultural, las creencias, afinidades políticas y también subjetividades que nos llevan articular estos movimientos.
Entonces al decir que existen diferentes movimientos, entendemos que las formas que den a sus luchas y exigencias, aunque iguales, tendrán sus particularidades. Pero todas las expresiones de estos movimientos, con algunas excepciones, convocarán a marchas en el marco del mes de junio, mes donde conmemoramos y celebramos nuestra libertad de ser y amar.
Las marchas de nuestros orgullos, son en esencia la plataforma: de visibilidad, protesta y fiesta, porque el orgullo además de conmemorarse también se celebra.
Las marchas amalgaman la realidad de cada una de las personas que tomamos las calles. Hacemos del espacio público, nuestro espacio que en muchas ocasiones en nuestro día a día, estos nos expulsan o no nos permite ser.
Las marchas son el culmen de los movimientos, sea la fracción que sea; porque marchar, es el éxtasis de nuestra construcción identitaria, porque colocamos en el espacio público, una realidad privada.
¡No que no, no que no, ya volvimos a salir!
Salir a marchar representa que lo personal es político, y desde ahí, nos convertimos en sujetos de derechos que responden a nuestra realidad cultural, política y jurídica. Marchar es protestar desde nuestro cuerpo como una parte del territorio, de nuestro territorio.
Quizá muchas personas, piensen que generalizó, situaciones personales, pero aun las personas que salen sin reflexionar sus porqués, están politizando su cuerpo y su identidad.
Este año como nunca se había visto en Guerrero, tendrá más de de una marcha; Acapulco celebrará 4 marchas en los días: 4, 5, 11 y 18 de junio, y un ciclo de actividades promovidas por el gobierno del puerto, que no abona al cambio de la realidad de las poblaciones LGBTI+, sino sólo hace del discurso de inclusión como botín político: Pinkwashing.
Por segundo año, habrá una marcha separatista de mujeres lesbianas y bisexuales, que se llevará a cabo el 4 de junio en Acapulco.
Los municipios de Huitzuco, Leonardo Bravo y San Luis Acatlán, por vez primera convocarán a una marcha. Taxco, como cada año, celebra su marcha en el mes de noviembre.
Los municipios de Eduardo Neri y Coyuca de Benitez, marcharán el 02 de julio; la del primer municipio será su 12 edición y la de Coyuca, su 3era edición. En el municipio de Zihuatanejo de Azueta, se marchará el 25 de junio, mientras el municipio de Iguala, tendrá su marcha del orgullo hasta el 23 de julio.
Todas las marchas son igual de válidas, porque responden a realidades específicas de exigencias, demandas y también como plataforma política (aunque no nos guste).
El Colectivo LGBTI+ Orgullo Guerrero, este año convocó el 17 de junio a su marcha número 21, la cuarta más antigua del país y también la de mayor ediciones en Guerrero.
La marcha es de quien la marcha, es de las personas que salen a las calles y las hacen suyas; es de quienes toman sus banderas y las levantan; es de quien sale y grita con fuerza:
¡Qué nuestras vidas importan!
¡Qué estamos aquí y nunca más tendrán la comodidad de nuestro silencio!