+A sus 65 años, y pese a no tener un brazo, recorre las calles de Chilpancingo para ganarse la vida con esfuerzo y honestidad.
¿Lo has visto? Seguramente sí, cerca del mercado o los sitios de urvans de la parte norte de Chilpancingo. Tenle paciencia, la falta de un brazo ha mermado su movilidad, no así sus ganas de salir adelante.
A sus 65 años de edad y sin un brazo, Eliseo Bello Almeida recorre diariamente, entre semana, algunas partes de la zona norte de la capital guerrerense vendiendo tuba; los fines de semana acude a comunidades cercanas como Amojileca.
Diariamente, desde su natal Chichihualco, cabecera municipal de Leonardo Bravo, emprende su viaje a la capital de Guerrero, con un par de objetos que él mismo adaptó para facilitar el traslado y venta de su producto.
Sí, su atención no cuenta con la rapidez que él mismo quisiera y es que, a pesar de llevar 33 años vendiendo tuba, sus condiciones no han favorecido para lograr que sea más rápido.
Por favor, detén tu vaso mientras él con una sola mano destapa el bule que carga por varias calles y luego se las ingenia para poder servirte la tradicional bebida, elaborada a base de la savia de palma de coco fermentada.
Con una vara gruesa, lo suficiente para poder resistir el peso de sus objetos, recoge, los pone sobre sus hombros y continúa hasta el próximo cliente; sí, es tardado, pero es como se ha ganado la vida porque en ello ha encontrado un modo digno y la clave para mantener su cuerpo y mente ocupados.
“Gracias a Dios, en lugar de estar molestando a la gente me pongo a trabajar y así me gano el pan de cada día. Mucha gente me pregunta por qué trabajo y siempre les he dicho que andar molestando a la gente no es correcto”.
“Bendito sea Dios así me gano el pan de cada día”, narra don Eliseo, quien de manera determinada ha dicho que nunca pedirá limosnas.
En 1974, luego de caer de un árbol de mango a sus 14 años -aún recuerda-, Eliseo perdió un brazo, desde entonces se ha dedicado a las actividades comerciales; durante más de 20 años trabajó en Puerto Vallarta y en Puerto Peñasco.
Regresó a Chichihualco, luego de una enfermedad, y desde entonces las calles del norte de Chilpancingo se han convertido en su centro de trabajo de 9 de la mañana a 3 de la tarde porque sí, su cuerpo ya comienza a cansarse, reconoce.
Don Eliseo es visto comúnmente en las colonias Morelos, Cuauhtémoc Norte, Caminos y los sitios de urvans de Zumpango, Amojileca y demás que se ubican en las cercanías del mercado central de Chilpancingo.
Acercarte con él y adquirir su producto, es la mejor manera de apoyarlo, porque no recibe limosnas, se alimenta del esfuerzo de su trabajo, sin importar la discapacidad con la que vive desde hace 51 años.
