La encargada de despacho de la Secretaría General de Gobierno, Anacleta López Vega, afirmó que en el municipio de Cuajinicuilapa y en San Nicolás, de nueva creación, los tres niveles de gobierno mantienen presencia en la zona, tras la vorágine de violencia de las últimas semanas; sin embargo, reconoció que ella no está atendiendo el tema.
Entrevistada en las instalaciones del Congreso local donde acudió a la instalación de Comisiones Legislativas, la responsable de la política interna del estado fue cuestionada por la inseguridad que se vive en los municipios de la Costa Chica, específicamente en Cuajinicuilapa donde el alcalde Hildeberto Salinas Mariche y la síndica, Stephani Oliva Zárate, solicitaron licencia para separarse del cargo por presuntas amenazas de un grupo delictivo.
Al respecto, López Vega dijo que tanto en Cuajinicuilapa como en San Nicolás hay presencia de la Guardia Nacional, Ejército y Policía Estatal, y agregó que está llegando más personal de seguridad al municipio donde el pasado 12 de octubre fue incendiada la casa y un automóvil del tesorero del ayuntamiento, Roberto Avelino Vargas, quien presuntamente salió huyendo del lugar luego de renunciar al cargo.
Sobre las denuncias de vecinos y el dirigente y diputado del Partido Verde, Alejandro Carabias Icaza, en el sentido de que las autoridades locales no brindan seguridad, Anacleta López Vega reconoció que ella no está atendiendo el caso, pero aseguró que sí la hay. Luego, soltó:
“Quizás ellos (los vecinos y el dirigente del partido Verde) a lo mejor porque no salen, no los ven, pero de que hay la seguridad, está la seguridad. El tema lo está atendiendo mi compañero Francisco”.
Mientras la funcionaria caminaba hacia la sala de plenos del Congreso, su equipo de prensa y su guarura, comenzaron a cercarla y a empujones intentaron disuadir a los reporteros que se sumaron a la entrevista para cuestionarla por los hechos de violencia recientes en Acapulco.
Una mujer, de nombre Magdalena, interrumpía a una de las reporteras que cuestionaba a López Vega si había gobernabilidad en el estado luego de la masacre contra una familia del puerto, entre los cuales hay un menor de edad.
“No empujen compañeros”, “le van a pegar en la cara”, “dejen pasar”, se escucha decir tanto a Magdalena como a su fotógrafo, Carlos Navarrete. La trifulca, provocada por su equipo fue aprovechada por la funcionaria para escabullirse y meterse a la sala de plenos sin responder.