La violencia que vive el municipio de Chilpancingo, se debe a la injerencia y operaciones que lleva a cabo un grupo delictivo que se acrecentó y asentó durante la administración del priista Héctor Astudillo Flores, afirmó el obispo de la diócesis Chilpancingo-Chilapa, Salvador Rangel Mendoza.
En entrevista, el prelado católico recordó que él había advertido sobre la expulsión de un grupo delictivo, con bastión en el municipio de Leonardo Bravo (Chichihualco), y la entrada de un nuevo grupo a la región Centro del estado.
En días pasados, tras el ataque de un grupo criminal a la base comunitaria de Buenavista de la Salud, la presidenta municipal de Chilpancingo, Norma Otilia Hernández responsabilizó de la violencia al exgobernador, Héctor Astudillo, por descartar la oferta de la construcción de una base en el corredor de Ocotito, lo que posteriormente llevó a varios enfrentamientos en la zona.
El obispo de la diócesis Chilpancingo-Chilapa, coincidió con la presidenta municipal, respecto al origen heredado de la violencia y afirmó que el grupo que actualmente opera en Chilpancingo “estuvo operando en el tiempo de Astudillo”.
Agregó que hay problemas de secuestros, cobros de piso y otros delitos, de los cuales la autoridad tiene conocimiento pero nada ha hecho para resarcira situación.
“Yo pienso que los delincuentes están así porque falta una mano dura”, y aseguró que el gobierno sabe perfectamente quiénes son y dónde se encuentran los generadores de la violencia en la capital.