El destino político de la capital es incierto. No existe entre sus tres más fuertes aspirantes a ocuparla, la posibilidad real de que las cosas cambien de fondo. Llegue quien llegue. Y se apasione quien se apasione. Los hechos hablan de que hay ciertas limitantes que impedirán instrumentar los cambios de fondo demandados por todos los habitantes del municipio. Hay que ubicar las vulnerabilidades más notorias de los candidatos.
LA CAPITAL: CONDENADA A LA PARÁLISIS.- Lo que prometan los candidatos en sus discursos, difícilmente lo podrán cumplir en los hechos. En la capital, los tres más fuertes aspirantes están imbricados por la parálisis. Y se lee así:
1.- El candidato de Por Guerrero al Frente, Antonio Gaspar Beltrán, es el opositor natural al PRI. Hace tres años, compitió por la alcaldía y perdió frente al priísta, Marco Antonio Leyva Mena, quien hoy podría convertirse en su aliado coyuntural.
Acumula seis años en campaña. Pero Gaspar Beltrán, arrastra con cuando menos tres estigmas políticos que lo queman de todo el frente: la felonía aplicada contra Héctor Astudillo, Ángel Aguirre y David Jiménez Rumbo; su voto a favor de la Reforma Educativa de Enrique Peña Nieto, cuando fungió como diputado local en la 60 legislatura; y su formación política en la escuela del actual gobernador Héctor Astudillo Flores, lo cual infiere que, si llega como alcalde capitalino, gobernará con la misma fórmula aprendida en ese abrevadero. Y esta no ha sido buena, dado el ayuno de resultados por parte del actual mandatario estatal. Así, Gaspar Beltrán no está llamado a concretar la diferencia, sino a darle plus al continuismo priísta que esconde de fondo.
2.- La candidata del PRI, Beatriz Vélez Núñez, no podría gobernar con eficacia la capital, dado que su principal lastre consiste en haber traicionado a sus votantes al aprobar la Reforma Energética, traducida en el gasolinazo. Y luego, afirmó que éste había afectado solo a los ricos porque a los pobres ella y el PRI “los habían salvado”. La magnitud del disparate se midió necesariamente, con el repudio hacia ella en las redes sociales. Vélez Núñez, arrastra además, con problemas muy fuertes en el sector salud desde donde ha cometido un sinfín de arbitrariedades laborales, en soterrado contubernio con el secretario de Salud, Carlos de la Peña Pintos. Esos tráficos de influencias e ineficacias se han medido de una sola forma: con el desabasto constante y permanente de medicamentos en clínicas y hospitales de la entidad. Y con mucha mortandad en ellos, derivado de lo anterior. ¿Cómo prometer resultados como eventual alcaldesa, cuando en los hechos pasados no los ha dado?
3.- La candidata del Morena, Silvia Alemán Mundo, emerge de la docencia universitaria. No ha ocupado cargos públicos, pero tiene cuando menos, dos limitantes muy visibles: su inexperiencia en la función pública podría llevarla a cometer errores cuyas dimensiones podrían ser aprovechadas por los opositores del PRI y PRD. E incluso, conducirla a escenarios de presiones políticas demasiado fuertes, que la instalarían muy temprano, en la antesala de la renuncia. Así como le ocurrió al priísta Leyva Mena. Y no cuenta en la actual coyuntura, con una estructura electoral robusta para ganar la elección. Depende en absoluto, del factor López Obrador. Por eso y si se mira bien, la capital no está llamada, con ninguno de esos tres candidatos –los que más posibilidades tienen de ganarla-, a salir del bache en el que está. Sencillamente, porque la gobernabilidad ciudadana se perdió en Chilpancingo y en toda la entidad. Y hace falta un verdadero estadista que la recupere.
HOJEADAS DE PÁGINAS… En Zihuatanejo, el dirigente nacional del PRI, René Juárez Cisneros, llamó a cuidar las urnas de “los mapaches que andan sueltos y espantados”. Su paranoia política le hace creer dos cosas más falsas que un billete carrancista: que su candidato presidencial José Antonio Meade, “ya está en el segundo lugar de las encuestas”. Y que el fantasma de los mapaches –de clara cuna tricolor-, estarán presentes en la elección del próximo 1 de julio. Qué tal.