El alcalde perredista de la capital, Antonio Gaspar Beltrán, ya comenzó a mostrar su verdadera naturaleza corrupta aprendida “eficazmente”, en la escuela priista.
Y es que, a casi cinco meses de asumir como primera autoridad en el municipio, su desempeño se ha centrado exclusivamente en la recolección de basura. Porque evalúa que, con eso, ya tiene en la bolsa a los ciudadanos.
Cree que ese fue el motivo principal que desgastó y tumbó al anterior edil priista Marco Antonio Leyva Mena, de acuerdo con testimonios de personajes cercanos a él. Pero el edil se equivoca. Porque hay otros asuntos que ya lo queman de cuerpo completo. Basta con ubicarlos.
INTOLERANCIA Y DEFLAGRACIÓN. – Antonio Gaspar llegó a la alcaldía de la capital, no tanto porque posea carisma y arrastre social real, sino porque fue el beneficiario natural del prolongado desgaste del PRI gobernando el principal municipio de la región centro.
Y por supuesto, de las corruptelas e ineficacias del exedil tricolor, Marco Antonio Leyva Mena. Pero sus demonios del pasado comienzan a perseguirlo. Se lee así:
1.- Como muchos priístas, panistas, perredistas y hasta morenistas, manejó en su campaña y reiteradamente, el discurso de la honestidad y la transparencia como fórmula rentable para ganarse el voto y la adhesión de muchos ciudadanos, agotados y golpeados por el último mandato municipal tricolor.
Engendró fanatismos que lo defendieron a ojos cerrados, una característica inherente a quienes se benefician de la corrupción y las irregularidades en la función pública. Las realidades concretas, sin embargo, están mostrando otras cosas.
Entre ellas, que el edil se volvió enemigo de la transparencia que hizo suya en el discurso del pasado reciente.
2.- El presupuesto de la capital para el ejercicio fiscal de este año, es de casi 794 millones de pesos. Esas enormes cantidades de dinero despertaron la codicia y las ambiciones financieras ocultas del munícipe perredista. Las mismas que brotan mezquinas al primer indicio de hacerlas suyas.
Como los ladrones cuando advierten el jugoso botín. Porque cuando los regidores del Morena preguntaron al edil cómo y en qué rubros de la agenda pública aplicaría esos recursos, Gaspar Beltrán optó por el silencio.
Exhibió, además, el talante autoritario e intolerante arrastrado de la escuela tricolor: les negó la palabra a los regidores quejosos. Como si realmente su administración fuera pulcra y eficiente. No hubiera absolutamente nada qué cuestionarle. Y él como gobernante, se asumiera como un verdadero culto a la capacidad para hacerle frente con éxito, a los problemas más sentidos de la capital.
3.- En materia de seguridad pública, Gaspar Beltrán no mete las manos. Hay balaceras, enfrentamientos, levantados y muertos que amanecen casi todos los días adornando grotescamente, las calles de Chilpancingo.
La alerta de género lo acaba de poner contra las cuerdas. Mujeres encorajinadas que salieron a encarar y rebatir su falso optimismo. Porque estultamente, Gaspar Beltrán asumió que en la capital solo había una sola mujer desaparecida.
De las tantas que han sido denunciadas en las redes sociales. Porque el edil tiene comprada a la mayoría de la prensa impresa, televisiva y radiofónica. No desfilan por ahí en consecuencia, las féminas atacadas y desaparecidas por la delincuencia.
Embriagado por la euforia, cree estar todavía en campaña. Y que las simpatías populares hacia su administración no han cambiado.
4.- En materia de obra pública, aparecen destinados solo 9 millones 834 mil pesos de los 189 que le fueron asignados el año pasado, al priista Marco Antonio Leyva Mena. De los cuales no habría comprobado 180 millones.
El edil perredista no quiere aclarar si los más de 179 millones de pesos se los retuvo el gobierno del Estado a fin de quitarle el control de la obra pública en el municipio. La segunda opción es que los haya destinado a otros rubros. O de plano, el alcalde perredista los esconda para manejarlos a su libre albedrío. Con opacidad.
El punto es que nadie lo saca de su mutismo. Y esa es también, una forma de corromper la hacienda municipal.
HOJEADAS DE PÁGINAS… El virtual arribo de Juan Manuel Santamaría Ramírez como diputado local por el PVEM, violentando la equidad de género, se convierte en un instrumento de presión política para el Morena. Y favorable desde luego, para el PRI. Por eso se entiende que sean las diputadas morenistas las más interesadas en cerrarle el camino a este notable miembro del grupo político figueroísta. Ninguna de las otras fracciones legislativas dice nada.