El asunto que más le pega a la credibilidad del rector de la UAGro, Alfredo Romero Olea, es la ausencia de transparencia en el manejo y aplicación de los millonarios recursos que se le asignan a dicha institución en el Presupuesto de Egresos aprobado anualmente por el Congreso local. A todos lados se van, menos a fortalecer los procesos de calidad en la enseñanza. Ni a liquidar conforme a la Ley, a los trabajadores jubilados. Pero sí a favorecer corruptamente y en abierto tráfico de influencias, a quienes no lo merecen.
La bandera con la que han navegado los últimos dos rectores cacareando logros opacos y amarrados con dinero en el Conacyt y otras dependencias de educación superior de la SEP, es en realidad, la mediocridad. Basta asomarse a la circunstancia para confirmarlo.
EN NO PUEDO DEL RECTOR. – Aleccionado por el ex rector Javier Saldaña Almazán, el actual Romero Olea, no puede con el conflicto interno que amenaza recrudecerse y estallarle, con el regreso presencial a clases. Y en la coyuntura le revientan no solo los problemas laborales, sino los tráficos de influencias como divisa prioritaria del “incremento de la calidad en la enseñanza”. Los hechos son tercos:
1.- El ex rector Javier Saldaña Almazán pactó con el ex auditor general del estado, Alfonso Damián Peralta, un compromiso ineludible que debía cumplir: darle chamba en la Facultad de Comunicación y Mercadotecnia (Facom) primero como docente invitada y luego asignándole horas base, —salvando, como en muchos otros casos, el requisito del Examen de Oposición que en el sindicato académico se hacen los disimulados para hacer cumplir-, a la esposa de este último, Alexa Núñez Pineda. Para amarrar este acuerdo, el propio ex rector acudió presto a la ceremonia en la que Alexa, presentó su Examen de Grado en la propia Facom y del cual resultó —por instrucciones del propio Saldaña— con “Mención Honorífica”. Se trataba de empujarla como egresada de “excelencia” de la Maestría, a fin de acallar las voces internas que, en el futuro, pudieran cuestionar su “capacidad académica”. Esos engaños y mentiras ya no pueden ocultarse. Porque la verdad termina desenmascarándolos grotescamente. Sin embargo, son parte del paisaje cotidiano en la UAGro.
Desde luego, todas las cuentas de la Universidad fiscalizadas por el ex auditor Damián Peralta, no encontraron “ninguna irregularidad” en el manejo de los dineros controlados por Saldaña Almazán. Hoy, el ex rector aspira a convertirse en candidato a la alcaldía de Acapulco. O al senado de la república, llevando la bendición partidista del Morena cuya adhesión siembra desde hace algunos años. Y los apoyos políticos del senador priista, Manuel Añorve Baños. Como en la UAGro, en cuyos procesos electorales no se enfrentó a nadie, pretende amarrar el triunfo por adelantado. Llevando los apoyos del “Primor”.
2.- El actual rector Alfredo Romero Olea —en su calidad de muñeco guiñol de Saldaña— cumple a cabalidad estos compromisos. En la Facom hay un problema laboral derivado del reparto de horas base a maestros invitados, que no las merecen. Pero que son la tropa electoral del rector y su corriente el Fredeuag. La situación no es exclusiva de la Facom, sino que se redita grotescamente en otras Facultades y preparatorias. Buscando así, la retención del mayor número de direcciones que se renovarán en mayo próximo.
Y mientras hay dinero suficiente y hasta de sobra para otorgar esas horas y asignar ilegalmente Tiempos Completos —violando derechos laborales ganados por los docentes universitarios—, la maestra jubilada Roberta Campos Adame, inició una huelga de hambre en la rectoría de la UAGro, exigiendo el pago de una diferencia salarial que se le adeuda desde el 2016. Y como ese, otros casos similares de jubilados le van a reventar a un rector que ha dado muestras visibles no solo de insensibilidad laboral, sino de no poder con los problemas internos. Y lo que es peor: ser el portador de los mismos continuismos y las corruptelas de su antecesor.
HOJEADAS DE PÁGINAS…Si el presidente AMLO aseguró que la normal de Ayotzinapa “está infiltrada por la delincuencia organizada” en realidad esa acusación la hizo como cualquier ciudadano. No como presidente de la república. Porque si así hubiese actuado, lo obvio era que presentara pruebas fehacientes de su dicho. Y actuara en consecuencia.
Lo puede hacer. Tiene la fuerza del Estado y la Ley de su lado. De que sirve que reconozca como principal autoridad del país, un mal que va a dejar igual. De esas rudezas, amagues y dobles discursos no pueden generarse adhesiones. Ni confianzas.