*Esther Deaquino Velázque lleva ocho años buscando a su hijo, Luis Geovany Rodríguez Deaquino. Celebrará su cumpleaños con una pega de fichas y una misa.
Itzel Urieta
La tarde del 14 de junio del 2016, Luis Geovany Rodríguez Deaquino, de 15 años, le pidió permiso a su madre, Esther Deaquino Velázquez de salir a jugar fútbol en la colonia PRD, ubicada al Poniente de Chilpancingo.
Lo único que Esther sabe, es que a su hijo se lo llevaron unos hombres armados. Luis Geovany adivirtió a su madre que “lo andaban vigilando”, Esther lamenta no tomar en serio lo que su hijo le decía.
El menor salió con cuatro amigos, quienes le contaron a Esther que iban por todos, pero Luis Geovany no alcanzó a correr y se lo llevaron.
Ante la la desaparición de Luis Geovany, Esther puso la denuncia formal ante el Ministerio Público (MP), al poner la denuncia, no se la recibieron con el argumento de que Luis Geovany “andaba de pinta”.
Fue hasta el segundo día que aceptaron la denuncia.
“Hoy aquí me ven, festejando el cumpleaños de mi hijo con una pega (de fichas) que no debería ser, le cortaron todos sus sueños, todas sus ilusiones”, contó Esther.
Luis Geovany cumple este 15 septiembre 24 años. Antes de su desaparición, estudiaba el segundo año de secundaria.
Conmemoró su cumpleaños con una pega de fichas de búsquea en la comunidad de Amojileca y realizará una misa a las cinco de la tarde.
Esther lleva ocho años en la búsqueda de su hijo, se unió al Colectivo Memoria, Verdad y Justicia, un colectivo de familiares de personas desaparecidas.
“Exigo a las autoridades que hagan su trabajo, tengo ocho años luchando, ocho años viajando por todas partes buscándolo. No es posible que ahorita estoy festejando su cumpleaños así”.
A raíz de la desaparición de su hijo, la salud de Esther se deterioró, la vida de su familia cambió, aseguró que no ha recibido amenzas ni llamdas de extorsión.
Pidió a quiénes se llevaron a su hijo, “que se tienten el corazón” y le hagan saber a dónde está su hijo.
También llamó a la autoridades a realizar su trabajo, para que su hijo regrese a casa.
“Si mi hijo me ve y sí me escucha, le pido que le eche muchas ganas, que Dios le de toda la fuerza y salud para que él aguante y pueda regresar a casa. Mi salud se ha deteriorado, no quiero perder la vida sin encontrar a mi hijo”.