El expresidente uruguayo José “Pepe” Mujica tiene razón cuando señala que el hombre “es un bicho bastante vanidoso”, y que es fácil a quien le toca el liderazgo “caer en la miopía de creerse que el centro de la historia es él y no compone otra cosa que un episodio de historieta”.
Esto lo señala porque la mayoría de los gobernantes se vuelven adictos al poder, se creen invencibles y ven enemigos por todas partes. Y lo que es peor: pierden el contacto con la realidad y utilizan hasta el nombre de Dios para no perder el respaldo popular.
Uno de los adictos al poder es Antonio Gaspar Beltrán, alcalde de Chilpancingo y que todavía en este momento milita en las filas del Partido de la Revolución Democrática (PRD).
Gaspar Beltrán inició su carrera política en el Partido Revolucionario Institucional (PRI), allá por los años 90s. Su gran sueño era gobernar Chilpancingo. Y lo logró en 2018.
Y como el tricolor no le otorgó en 2012 la candidatura a diputado local en el distrito XV (hoy distrito 02) de Chilpancingo, hizo su berrinche y se fue al PRD.
Gracias al efecto AMLO llegó al Congreso local y fue presidente de la Mesa Directiva (2012-2013), posición que le permitió estar vigente en los medios de comunicación.
En 2015 fue candidato a presidente municipal, pero perdió ante el priista Marco Antonio Leyva Mena, a quien durante tres años atacó políticamente de manera directa y a través de otros actores políticos y sociales.
Su posición crítica le permitió ganarse el respaldo de miles de chilpancinguenses que ya no veían bien a los gobiernos priistas, sobre todo al de Marco Antonio Leyva, quien dedicó todas sus energías para confrontarse con el gobernador Héctor Astudillo Flores y contra miembros de su propio partido.
Toño Gaspar aprovechó muy bien la división de los priistas y logró sumar a los liderazgos del PRD a su favor. La sociedad civil, sin pensarlo tanto, se sumó a su proyecto político en 2018. Eran tiempos de cambio y alternancia, tanto en el país como en Chilpancingo.
Por primera vez en su historia, el PRI perdió la Alcaldía capitalina.
El 30 de septiembre de 2018, Toño Gaspar inauguró la alternancia y pidió perdón al pueblo de Chilpancingo por los malos gobiernos que hicieron los priistas; olvidando que él fue parte de esos malos gobiernos.
Lo cierto es que logró su propósito: ser aplaudido por ese falso perdón.
Poco a poco fue mostrándose como realmente es: un ambicioso vulgar, falsario y enemigo de los trabajadores municipales y de la transparencia y rendición de cuentas claras.
Quiso quedar bien con la clase política guerrerense, pero hoy por hoy muy pocos le creen sus mentiras. Sólo Evodio Velázquez Aguirre, ex alcalde de Acapulco y ex aspirante a la gubernatura, cree ciegamente en él.
El 2 de septiembre de 2020, durante su segundo informe (virtual) de labores prometió que no buscaría la reelección como alcalde. Y mintió.
Tres meses después quedó exhibido como un mentiroso y ambicioso vulgar. Los medios de comunicación informaron que el señor “del perdón” y “la bondad” se había registrado como precandidato del PRD a la Alcaldía.
Al diputado Servando de Jesús Salgado Guzmán, su compañero de corriente política, y al ex legislador Alejandro Arcos Catalán, semanas antes les prometió que “no se preocuparan” y que los apoyaría si uno de ellos resultaba electo candidato por el PRD, porque en su mente “no estaba” reelegirse.
Lo mismo hizo con algunos personajes del PRI, a quienes les pidió que se pusieran de acuerdo para “entregarles” la Presidencia municipal en 2021.
Lo grave de todo es que Servando Salgado y Alejandro Arcos le creyeron. O sea, cayeron en la trampa del “Rey Mago”. No así, los priistas, porque ya saben de qué pie cojea.
Toño Gaspar es un traidor por excelencia. Mientras a los cuatro vientos grita que es perredista, gente cercana a él y que cobra en su gobierno apoya abiertamente a Félix Salgado Macedonio, candidato de Morena a la gubernatura. De hecho, Yasmín Arriaga Torres, su esposa y ex presidenta del DIF Municipal, la mandó como su avanzada, primero al Partido del Trabajo y luego a Morena.
En este momento, Toño Gaspar se promueve para la reelección y la señora Arriaga Torres lo hace por el distrito local 02 y el distrito federal 07. El objetivo de ambos es seguir disfrutando de las mieles del poder, sin importarles ser tachados de ambiciosos vulgares y chapulines, que al fin y al cabo la gente –según su lógica– tiene corta memoria.
Para el psicólogo español Manuel Nevado, miembro de Psicólogos sin Fronteras de Madrid, el poder generamucha adicción porque quienes lo tienen se creen omnipotentes y omnipresentes, aunque cada persona tiene su propia forma de expresarlo. A unas se les nota más que a otras.
Lo cierto es que la pretensión de Antonio Gaspar de reelegirse como alcalde, pone en riesgo la alianza entre el PRI y el PRD en Chilpancingo, ya que se le ha señalado también de utilizar recursos públicos y al personal del Ayuntamiento para promoverse.
Chilpancingo no merece ser gobernado otros tres años por un sujeto que se la pasa llorando por más presupuesto y que el gobernador le resuelva todos sus problemas.
Ojalá el PRD no se equivoque a la hora de elegir a su candidato en la capital del estado.
ENTRE OTRAS COSAS… La mañana de este miércoles, el gobernador Héctor Astudillo Flores le tomó protesta al arquitecto Kozovi Ocampo Guzmán como secretario de Desarrollo Urbano, Obras Públicas y Ordenamiento Territorial, en sustitución de Rafael Navarrete Quezada, quien renunció recientemente para contender como candidato a diputado local por la alianza PRI-PRD en el distrito XVI de la Costa Chica de la entidad.
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