En su fijación de postura como presidente de la Junta de Coordinación Política del Congreso local, Pablo Amílcar Sandoval Ballesteros, fue enfático: el Morena va por desmontar el viejo régimen. Es decir, acabará con el “sistema de privilegios”.
Pero es un discurso viejo que no se puede tomar en serio, en tanto no camine en los hechos consumados, por autopistas y no por brechas. Hay puntos que se encuentran muy en el centro del debate público. Y retos políticos a los que Sandoval Ballesteros, está obligado a entrarle a la voz de ya. Con urgencia. De lo contrario, comenzará a deflagrar. Como tantos otros opositores que han explotado muy bien ese discurso. Pero en los hechos, no han transformado nada. Solo sus intereses personales que continúan vigentes. Hay que verlos.
HECHOS APAGAN DISCURSOS.- Porfirio Muñoz Ledo, es un viejo lobo de mar de la política mexicana. A su salida del PRI en la elección de 1988, con el fin de formar el Frente Democrático Nacional (FDN) que arropó a Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano, en su candidatura presidencial, robada literalmente por Manuel Bartlett Díaz -próximo director de la CFE en el gobierno de AMLO-, y el expresidente Miguel de la Madrid; decidió no regresar al PRI. Pero aprendió a quedarse en la oposición. Tejió fino para mantenerse.
1.- En la elección del 2 de julio del 2000, se subió a la cresta de la ola. Fue nombrado por el expresidente panista Vicente Fox, Comisionado para la Reforma de Estado en la Transición Democrática. “Hay que ir a fondo, pues la alternancia no es la transición, ni la derrota del PRI es todavía el cambio. Es apenas el principio”, dijo eufórico.
En ese tiempo manejó el discurso perturbador de las complicidades, una asignatura inamovible y sin fecha de caducidad dentro de las relaciones de poder en todos los partidos políticos en México. “Hay que romper el nudo de las complicidades que propician el patrimonialismo. Eso implica, primero, un nuevo sistema de selección de personal de la administración pública; segundo, el establecimiento de un sistema de rendición de cuentas; y, tercero, el establecimiento de una Comisión de Transparencia del Congreso -ya anunciada por Fox- que analice los delitos que se han cometido contra el patrimonio de la nación.
El pueblo no quiere borrón y cuenta nueva. El olvido del pasado no es el precio del futuro. Necesitamos establecer una frontera clara entre las complicidades del pasado y el nuevo régimen. Muñoz Ledo no pudo nunca, desanudarlo. Pasó el régimen Fox, Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto. Ningún análisis sobre los delitos contra el patrimonio de la Nación, funcionaron. Y hoy, es el presidente de la Mesa Directiva del Congreso federal ya no representando a Fox ni al PAN, sino al Morena de López Obrador.
2.- En la agenda legislativa guerrerense, un asunto surgió candente en la coyuntura de los ataques a la corrupción discursiva por parte del Morena: al titular de la Fiscalía General del Estado (FGE), Jorge Zuriel de los Santos Barrila, el diario Reforma le descubrió en Acapulco, una mansión valuada en 10 millones de pesos -aunque su precio real es del doble, sostiene el rotativo, es decir, un millón de dólares-.
Es una información que detalla incluso, la modesta vida que llevaba el funcionario antes de tomar posesión en mayo pasado cuando habitaba la colonia Progreso. Y la dispendiosa en que se ha transformado al convertirse en vecino de esa opulenta residencia ubicada en La Cima. Parece un reto político para la fracción legislativa del Morena en el Congreso local. Porque el sentido común dicta que el primer paso sería llamarlo a comparecer. Para que explique el origen de tan repentina bonanza.
El problema es que el Fiscal es un recomendado del gobernador Héctor Astudillo, pues Reforma ventiló que Jorge Zuriel, es el mejor amigo del hijo del mandatario estatal, Ricardo. ¿Se animará Pablo Amílcar a dar ese paso? ¿O cómo Porfirio Muñoz Ledo, nada más utilizará el discurso orientado a “desmontar el viejo régimen” como prenda discursiva jactanciosa, pero inoperante en los hechos? A ver si es cierto.
HOJEADAS DE PÁGINAS… El fuerte enfrentamiento a balazos en el corredor Xochipala-Filo de Caballos de ayer entre dos células delictivas antagónicas, así como más de cinco camionetas y automóviles incendiados, confirma que en esa zona impera la Ley de la Selva. O la del más fuerte. Exactamente a como ocurre en la mayoría de las regiones en la entidad. El orden y la paz continúan “inalterables”.