Si hay algo que las tribus perredistas nunca se han atrevido a evaluar con frialdad, es que su eterno canibalismo interno las llevó hasta el lugar donde hoy se encuentran: en la antesala de la extinción.
Es cierto que lograron obtener algunas alcaldías y nimias diputaciones locales en Guerrero durante la pasada elección de julio de 2018. Pero es un logro pírrico en un escenario de alta competencia electoral y del viraje abrupto en el cambio del discurso político, enfocado al combate a la corrupción.
Pese a ello, todas siguen operando con sus mismas prácticas, con sus mismos actores, con sus mismos vicios y con el mismo discurso retórico del engaño y la simulación. El pulso lo dice todo.
PRD: URGIDO DE ALIANZAS. – El PRD está muy desacreditado en Guerrero. No se observa, en la prospectiva del poder asentado en la elección de gobernador de 2021, un personaje realmente competitivo y con perfil auténticamente ganador.
Todos los nombres y dueños de tribus que aparecen mediáticamente, están profundamente chamuscados. Hay lecturas insoslayables al respecto:
1.- Si no es en alianza partidista fuerte y no meramente simbólica, el PRD tiende a desdibujarse grotescamente para la elección de 2021. El escenario ya lo deslizó el ex gobernador Ángel Aguirre Rivero, quien no descartó una eventual alianza con el PRI. Como viejo lobo de mar, evalúa que, yendo solo a la competencia electoral, el partido del sol azteca está llamado por adelantado, a la debacle.
Esto no lo han entendido ni Bernardo Ortega ni Celestino Cesáreo ni Beatriz Mojica ni Carlos Reyes Torres. Los herederos de los despojos perredistas. Ellos están enfocados en la satisfacción de sus personales intereses de poder. En la permanencia en esa rueda al costo que sea. Igual que en la cultura anquilosada del PRI.
Al que parece caerle el veinte de la crisis estructural en ese partido, es al ex edil de Acapulco, Evodio Velázquez, quien le apuesta primero a la unidad y luego al reparto del poder. Y esa es justamente, la parte más complicada de la película.
2.- El PRD necesita como candidato a gobernador a un personaje externo. O incluso, emergido de la sociedad civil. Desde luego, las tribus no lo aceptarán jamás. Pero hay un escenario que no están considerando: para López Obrador, Guerrero se torna prioritario para 2021.
Va a cerrar con fuerza a fin no solo de desplazar al PRI del gobierno estatal, sino de aplastar a las tribus. Máxime que sus principales actores, desde Celestino Cesáreo, Bernardo Ortega y el dirigente estatal, Ricardo Barrientos Ríos, se muestran y perciben como aliados del actual gobernador Héctor Astudillo.
Si la tradición perredista está cargada ideológicamente hacia la izquierda, ¿aceptará el Morena de AMLO una hipotética alianza electoral con el PRD para la elección de gobernador, o le apostará a otra con el PVEM o el PT?
3.- La tribu Izquierda Progresista de Guerrero (IPG) del ex gobernador Ángel Aguirre, ya advirtió sobre su exclusión en la conformación de la dirigencia estatal. Eso refrenda que apareció de nueva cuenta el canibalismo al interior de ese partido. Todos los actores perredistas creen que sus plusvalías individuales ante los votantes son altas.
Enceguecidos por el poder, no admiten la realidad de las cosas. Ni que están instalados en otro momento político, distinto al de las negociaciones en lo oscurito que estilaban y aplicaban con los actores del PRI. Es la confirmación de que, como los tricolores, nunca van a cambiar. Incluso, hacen sus apuestas por adelantado.
Así, el diputado Alberto Catalán Bastida -convertido en vocero del aguirrismo-, adelantó que IPG busca impulsar como aspirante a gobernador de ese grupo al actual alcalde de Chilpancingo y de cuna política astudillista, Antonio Gaspar Beltrán, quien se encamina con paso firme hacia los mismos escenarios de su antecesor priista, Marco Antonio Leyva.
Catalán Bastida no admitió que el propio ex gobernador intentará buscar la alcaldía de Acapulco para el 2021. Como sea, las tribus perredistas en Guerrero no entendieron la lección de julio de 2018. Y por ese lado se encaminan con paso firme, hacia su extinción. No hay ninguna duda al respecto.
HOJEADAS DE PÁGINAS…El punto que carcome sobre el eventual encarcelamiento del ex director de Pemex, Emilio Lozoya Austin, por su involucramiento en el caso Odebrecht, es si los tentáculos de la justicia mexicana lopezobradorista, alcanzarán al ex presidente Enrique Peña Nieto, uno de los principales beneficiarios de ese escandaloso asunto e ícono de la corrupción.
La administración federal enfrenta en la coyuntura, una de sus más visibles confrontaciones con el pasado corrupto que prometió combatir.