Los autoritarismos son inherentes al ejercicio del poder. No importa el color del partido político. Ni izquierdas ni derechas prescinden de ellos. Basta con que determinado personaje lo controle a plenitud, para iniciar el proceso de convertir a sus simpatizantes en colaboradores. Y luego, en lacayos.
Se desvanece la idea de que son sus aliados, para transformarlos en súbditos obligados a obedecer todo lo que él mande y decida. Y ese paquete incluye jugar reiteradamente con ellos. Es como un rey perverso cuyas ideas retorcidas se dirigen a disponer una y otra vez, de las voluntades ajenas.
Colonizar exitosamente las mentes de quienes lo ven así: como su falso y distorsionado gurú. El personaje destinado a resolver todos sus problemas. La mayoría le siguen el juego, acosados por conseguir un empleo bien pagado. “Recomendar” a parentelas y amigos para ser incluidos en las nóminas de gobierno. Pero a costa del sacrificio de perder ante el autoritario, su dignidad. Un valor que, en política, está muy devaluado.
JUGAR CON LOS ALIADOS. – El ex secretario general de gobierno, Saúl López Sollano en su calidad de personaje “de izquierda” no ha sido un político que haya competido en urnas. Pero sí, un hombre favorecido por la coyuntura.
De 1996 a 1999 se desempeñó como diputado local plurinominal por el PRD en la 55 legislatura. En 2003 y hasta 2006, asumió como senador suplente del extinto perredista Armando Chavarría Barrera, quien renunció a la curul para competir, perder y luego sumarse a la campaña del entonces candidato perredista a gobernador, Zeferino Torreblanca.
López Sollano pertenece al cerrado núcleo de universitarios que fue favorecido y abrevó lecciones políticas en la escuela chavarrista. Y luego, cayó en las garras autoritarias del senador Félix Salgado Macedonio.
Su infortunio político es evidente:
1.- Como en el ajedrez, El Toro Salgado juega con enrocar del poder al ex secretario general de gobierno, Saúl López Sollano. Al igual que las bolas de billar, lo mueve de un lado a otro. Por todas las bandas de la mesa.
Primero, el senador morenista amagó en enero de 2019, con pedir licencia a su curul. Cumplía 62 años y lo festejaba. La coartada: “venir a recorrer el estado para decirle a la gente qué es la Cuarta Transformación”.
Esa licencia se hizo efectiva y fue aprobada por el Senado hasta el 15 de mayo de 2020. Al final, López Sollano esperó un año y cuatro meses para arribar como senador suplente. Apenas tomó posesión, se afilió —por órdenes de Félix— al Partido Encuentro Social.
Estuvo en la curul sólo dos meses: hasta el 8 de julio de ese año cuando Félix se reintegró a sus tareas legislativas. Desde ese momento, Félix le tomó la medida. Confirmó la docilidad política del veterano luchador social, quien se abría doblegado. El futuro político se mostraba promisorio para sus intereses de poder.
2.- Luego, El Toro pidió licencia por segunda vez el 16 de septiembre de 2021 para competir por el gobierno estatal. De nueva cuenta, López Sollano se encaramó efímeramente en la curul. Estuvo como suplente escasos nueve meses pues Félix se reincorporó el 7 de junio de 2021, una vez que su hija Evelyn aseguró el gobierno estatal. Finalmente, López Sollano fue designado secretario general de gobierno el sábado 16 de octubre de 2021, cuatro meses después de abandonar la curul.
Sin embargo, tras celebrar ruidoso cumpleaños en las redes sociales y en el interior de su domicilio el pasado 13 y 14 de enero, el Toro Salgado anunció una nueva solicitud de licencia al senado desde el día 15 “para impulsar la revocación de mandato y apoyar al presidente a terminar de sentar las bases del cambio verdadero”.
Tres meses duró López Sollano como funcionario del gobierno estatal de la 4T. Una manera sutil de removerlo y regresarlo al senado por no estar haciendo bien las cosas. O por simple “capricho político” de Félix. Empujando a otro de sus cuadros más cercanos. Tentativamente, a Ludwing Reynoso, quien aspiró a ser fiscal.
En todo ese peloteo de que ha sido objeto, López Sollano acepta sumiso y sin chistar, las órdenes emitidas por su verdadero jefe político. Nunca las de la gobernadora Evelyn Salgado. Ni las que dicta su propia conciencia.
HOJEADAS DE PÁGINAS…Pese a las posturas condenatorias contra los feminicidios que estadísticamente van al alza no solo en la capital, sino en otras regiones de Guerrero, la gobernadora Evelyn Salgado fustiga en el discurso mitómano —que progresivamente hace costumbre— a quienes los cometen asegurando que “no habrá impunidad en sus asesinatos”. Y el crimen de la panista Janelle Millán, servirá como acicate para que ese partido político, convertido en acérrimo adversario político del presidente AMLO, lo tome como bandera para atacar a ambos.