Una presencia usual de los veranos —los enjambres de insectos— parece estarse volviendo una cosa del pasado. Y eso les preocupa a los científicos.
Los molestos mosquitos, las garrapatas portadoras de enfermedades, los áfidos devoradores de cosechas y las cucarachas andan bien. Pero los insectos voladores más beneficiosos del verano —las abejas, las mariposas nocturnas, las mariposas, las mariquitas, las moscas del beso, las efímeras y las luciérnagas— parecen abundar menos.
Los científicos piensan que algo anda mal, pero no están seguros de qué: en el pasado no contaban sistemáticamente las poblaciones de insectos, así que no se puede hacer una comparación precisa ahora. No obstante, están bien seguros de que en el mundo hay menos insectos, los cuales son cruciales para hasta el 80% de lo que comemos.
Sí, algunos insectos son plagas. Pero también polinizan plantas, son un eslabón clave en la cadena alimentaria y ayudan en la descomposición biológica.
“Tendríamos un colapso total del ecosistema si perdemos a los insectos. ¿Cuánto más puede empeorar?”, dijo el entomólogo Doug Tallamy de la Universidad de Delaware. Si desaparecen, “el mundo comenzaría a podrirse”.
Hizo notar que el biólogo E.O. Wilson de la Universidad de Harvard dijo alguna vez que los insectos son “las cositas que gobiernan el mundo”.
Wilson, de 89 años, recordó que solía retozar en un “Washington lleno de insectos, especialmente mariposas”. Ahora “los insectos voladores prácticamente han desaparecido”.
Se dio cuenta especialmente cuando regresaba a casa el año pasado de los suburbios de Boston a Vermont y decidió contar cuántos insectos chocaban con su parabrisas. El resultado: sólo una mariposa nocturna.
Ese experimento empírico es llamado la prueba del parabrisas. Wilson recomienda que la población lo haga para ver qué detecta. Tallamy dice que la generación de la posguerra probablemente notará la diferencia.
Varios científicos han efectuado sus propias pruebas con parabrisas, faros delanteros y parrillas frontales de los automóviles, y la mayoría notaron menos insectos aplastados. Los científicos hacen notar que esos ejercicios no son experimentos científicos adecuados, porque no incluyen grupos de control ni comparaciones con resultados previos (además, los vehículos actuales son mucho más aerodinámicos, por lo que más insectos les pasan cerca sin estrellarse).
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